Mérida.- Desde nuestra redacción enviamos una sincera y cálida felicitación al deportista mexicano más famoso de la historia, Fernando Valenzuela Anguamea, quien este 1 de noviembre cumple 60 años de haber llegado al mundo.
Un mundo que él, con su saga histórica, de película, lo recuerda desde aquella aún recordada temporada de 1981.
Con su brazo zurdo irrumpió en ella para ganarse un sitio en la rotación de los Dodgers de Los Ángeles y un espacio perpetuo en el corazón de su país.
EL PRIMERO Y EL ÚNICO HASTA AHORA
Su talento, decisión, determinación y la bendición de Dios, al que siempre veía cuando realizaba su windup hacia home, lo llevaron al Cy Young y al premio de Novato del Año en su primer año completo en el Gran Circo.
Fue Valenzuela el último que pudo romper el dominio exclusivo, artificial, impuesto, del fútbol en las pantallas de televisión mexicanas.
El magnetismo de su personalidad, mexicana, algo despreocupada, moreno, gordito, pero triunfador en la casa del poderoso gringo, y en una ciudad repleta de sus paisanos e hispanoparlantes, no le dejó de otra a los fulanos que controlaban la tv.
Entendieron que el gordo de 20 años había logrado, sin proponérselo, ser el mexicano que todos querían ser.
Todos, ricos, pobres, independientemente de sus diferencias físicas o sociales, se identificaron con él.
NI LA HUELGA PUDO CON ÉL
Ese 1981, ni la huelga en la pelota estadounidense se interpuso al curso estelar del menor de los 12 hijos de don Avelino y doña Hermenegilda.
Tras perder los dos primeros juegos en Nueva York en la serie de ensueño contra los Yanquis, a los que enfrentaban por tercera vez en el Clásico de Otoño en menos de cinco años, Fernando cambió el rumbo de las cosas.
Fajándose los pantalones, “El Gordo” Valenzuela condujo a su equipo, lanzando un juego completo en Los Angeles, a darle un giro a la serie.
Ganó ese partido, primero de otros tres consecutivos que los ex de Brooklyn se llevarían para ser los campeones de ese año.
DEL DODGER STADIUM A LA CASA BLANCA…Y LA FERNANDOMANÍA
Lo demás, su boda de ensueño en Mérida ese mismo 1981, su reunión con los entonces presidentes José López Portillo y Ronald Reagan en la Casa Blanca y todo lo que vino después es algo que permanece en la historia.
Y también en la memoria y el corazón de los que tuvimos la oportunidad de verlo lanzar con los Leones de Yucatán, con los Dodgers y de vivir y ahora recordar la primera manía deportiva en la historia de este país: la de Fernando.
Felices 60 Don Fernando.