El Paso.- El estadounidense Gervonta “Tank” Davis se ratificó esta noche como uno de los mejores boxeadores del mundo, luego de irrumpir libremente el cerco que el mexicano Leo Santa Cruz había impuesto en cinco rounds, para aplicarle, en el sexto, el nócaut de 2020.
MÁS VACILADAS
En el evento estuvieron en juego, simultánea e ilegítimamente, los cinturones mundiales ligero (Davis) y súperpluma (Santa Cruz). Ambos de la AMB.
Esta noche, antes del fin, el de Maryland iba dominando la pelea, pero no sin problemas, tras encontrar competencia y ser confrontado por el michoacano, quien nunca lo puso en peligro, pero sí logró que el compromiso fuera un pleito.
La pelea fue competida de principio a fin, las guardias opuestas (David Zurdo) y Santa Cruz (derecho) no entraron en conflicto.
Pero el estadounidense comenzó a marcar diferencias desde el cuarto episodio.
Ya Santacruz traía una ligera laceración sobre el rostro desde el primer episodio, pero logró llevarse este y el segundo por escaso margen, para después comenzar a acentuar su diferencia en las tarjetas (eso creemos, pero en estas épocas, nadie sabe).
El ahijado de Floyd Mayweather y orgullo de Baltimore, tuvo una magnífica táctica desde el inicio, haciendo lo que debía hacer: entrar al terreno corto, pero sin avorazarse, buscando el momento propicio para poder golpear a Santa Cruz.
Y lo logró poco a poco, gracias a su excelso “timing” (facultad para ejecutar en el momento propicio), apoyando por su megavelocidad, sobre todo de manos y repertorio de golpes.
Es Davis un real talento, uno de aquellos boxeadores que logran cosas que a veces ni el 10 por ciento de los púgiles pueden.
Su amalgama de facultades, recursos aprendidos e inteligencia le permiten ejecutar exquisiteces como “oler” el momento, para entrar a la guardia del rival y conectarle uppercuts a un rival más alto, siendo un competidor de baja estatura.
Fue así, con ese golpe, que comenzó a sacudir al de Huetamo desde el inicio, acompañando el golpe, o mejor dicho, rematando el ataque con ganchos de ambas manos, una vez que ya estaba a la distancia adecuada.
Sin embargo, Leodegario (ese es su verdadero nombre) nunca dejó de responder, aunque poco a poco, lentamente, fue cediendo el terreno a su rival que buscaba llevarlo a las cuerdas, donde lo ponía a modo para golpearlo.
“Tank”, con sobrado talento e idea, fue haciendo lo que Santa Cruz no pudo, o no se atrevió al menos en la primera parte de la pelea, para no quedar descubierto del rostro: pegar al cuerpo.
Así, a partir del cuarto round, Davis, quien subió como campeón ligero, comenzó a golpear al cuerpo, no tanto a la zona hepática, pero sí al torso, buscando rendir y mermar la fortaleza del “purépecha”.
El quinto episodio cumplió con aquello de no hay quinto malo y fue, además adornado por los mejores intercambios de golpes de la pelea que precedieron al intenso, dramático final del episodio siguiente.
Y VINO EL DESENLACE
En ese sexto y último acto, Davis logró, una vez más, llevar a Santa Cruz a las sogas, donde lo sorprendió.
“Tank” hizo un perfecto movimiento de cintura que le dio celeridad y mayor fortaleza a un salvaje uppercut de izquierda que le dio de lleno al mexicano.
Santa Cruz, quien jamás había sido noqueado en 40 peleas, se fue del mundo de la conciencia a la lona, donde habría sido ocioso contarle.
El réferi, Rafael Ramos, decretó, inmediatamente, el final de la pelea en medio de un real drama, pues si bien no se creía que el mexicano estuviera muerto, era desconocido su estado real.
Afortunadamente, el valiente y valioso mexicano regresó a la conciencia y fue puesto sobre su banquillo evidenciando que estaba bien, aunque claro tendría que ser llevado al hospital por protocolo.
La victoria le dio al estadounidense su triunfo 24 en 24 peleas, 23 por nócaut, 15 de estos últimos, consecutivos, desde que derrotó por puntos a la “chucha cuerera” mexicana, Germán “Panteonero” Meraz.
Santa Cruz, que no solo cayó con dignidad, sino que le dio problemas al moreno, sufrió apenas su segundo revés en su pelea 40, de las que ha ganado 37, 19 por la vía del costalazo, con un empate.
El de esta noche, reiteramos, fue apenas el primer nócaut de su carrera.