Mérida.- El legendario pelotero y manejador mexicano Don Francisco “Paquín” Estrada Soto cumple hoy el primer aniversario de su vida en su nuevo plano existencial.
Estrada Soto, una de los personas más preponderantes y respetadas de la pelota mexicana en cualquier época, falleció físicamente un día como hoy de 2019, en Ciudad Obregón, víctima de males cardíacos que lo aquejaban de tiempo atrás.
Estrella como cátcher y como manejador, tuvo el gusto de ser el receptor que le recibió a Ramón Arano dos ponches sobre el súpermegaastro, Mickey Mantle, en el parque del Seguro Social en 1968.
Su talento enorme, sin embargo, no fue valorado como debió, pues a pesar de llegar a las Ligas Mayores en 1971, solo participó en un partido con los Mets de Nueva York.
BATEÓ PARA .500 EN GRANDES LIGAS
De ese juego salió con un “megporcentaje” de .500, tras batear un hit en dos turnos.
Por cierto, tuvo problemas previo a su debut, pues la talla estandard de los uniformes de ese entonces en Estados Unidos rebasaba por mucho su compactas dimensiones.
Su destacada carrera de 30 años como receptor y 28 como mánager, lo tienen en el Salón de la Fama del Béisbol Mexicano.
Ganó títulos como jugador y como mánager, en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y en la Liga Mexicana del Pacífico (LMP) y dirigió en siete series del Caribe, lo que en su momento también supuso una marca. Ganó dos de ellas.
Fue también mánager de México en el primer Clásico Mundial de Béisbol.
Estuvo involucrado en el béisbol formal casi toda su vida, pues incluso debutó profesionalmente en la LMP a los 16 años con los Mayos de Navojoa.
Un par de años después lo hizo en la LMB con los Diablos Rojos del México, con los que logró su primer título en 1968.
En la Península de Yucatán se le recuerda por haber dirigido a tres de los seis clubes que han habido en ella:
Piratas de Campeche, Leones de Yucatán y Langosteros de Cancún.
Empero, solo brilló con los bucaneros de los que se convirtió en un ícono al llevarlos a conquistar sus dos únicos títulos de la LMB en 1983 y 2004.
Hoy, a un año de su partida, recordamos con aprecio, respeto y cariño al gran “Gordo de Oro”.