Mérida.- Hombre, cuya sola mención era una asociación inmediata a un balón de fútbol, Jorge Arana Palma oyó esta tarde el silbatazo final del partido de su vida.
En tiempo excedido de compensación, el “Lic. Arana”, como todo mundo lo conocía y sonreía al verlo o escuchar su grave, algo cansina, pausada voz, perdió su último partido ante el cáncer, rival que lo acabó a los 74 años de edad.
Fue, verdaderamente, un héroe de pantalón largo del fútbol en Yucatán, algunos dirían que “un loco” y argumentos no les faltaban, sino que les sobraban.
El Lic. se los dio en abundancia.
En 1988 se echó la puntada de poner en juego todo su patrimonio (todo es todo), junto con Alfredo Preve Castro, para traer de Apatzingán, Michoacán, una franquicia a la que decidió “bautizar” con un nombre que se convertiría en icónico del segundo nivel del balompié mexicano: Los Venados de Yucatán.
Tras un estreno en Jalisco y el posterior debut en el estadio que Víctor Cervera Pacheco le había entregado a los yucatecos un año antes, los Venados comenzaron un largo camino que aún no concluye 35 años después.
Ni Arana Palma, ni Preve Castro y sus socios pudieron sostener el paso del equipo y sin completar la primera temporada del equipo, lo entregaron a las manos de otro gran hombre, el sr. William Abraham Dáguer, que a través de su hijo Antonio, tuvo a los Venados con una pezuña y la mitad de la otra en la Primera División.
Pero ya sabemos qué ocurrió aquella tarde del 8 de julio en el “Carlos Iturralde Rivero”…¿verdad “sr.” Arturo Brizio Carter?.
Luego, hace algunos años, se incursionó en una nueva aventura con Lago Ancona en un miniestadio, el Alonso Diego Molina, en Tamanché, donde tuvo varios momentos de alegría con otra versión de los Venados, pero en la Tercera División.
Quien esto escribe, lo conoció en aquella desaparecida tienda deportiva “Deporterama”, que estuvo en la esquina izquierda sur de la confluencia de la calle 62 x 59 (donde ahora opera una tienda de artesanías, o algo así).
Él le vendió a mi padre (quepd) el segundo artículo deportivo que recuerdo (el primero fueron unos guantes de boxeo que me dio Freddy “Chato” Castillo) y fue un balón de fútbol de la entonces Pandilla del Monterrey.
Hoy, ya despojado de su armazón carnal y sin sufrir las consecuencias del durísimo cáncer que lo afectó en los últimos meses, ha partido no al descanso eterno, sino a disfrutar del fútbol en el estadio celestial…(quepd).
(En la imagen, el sr. Arana Palma aparece como segundo de la izquierda hacia la derecha, siendo el primero, Ariel Cruz Carrillo y el tercero, Alonso Diego).