Información de la Agencia Proceso
Ciudad de México.- Encapuchados, candidatos provenientes del cuadrilátero, podrán realizar campaña política, a partir del 4 de abril próximo, sin que les esté vedado llevar a cabo tareas proselitistas cubiertos con máscaras.
Sin embargo, los luchadores tendrán prohibido acudir a votar enmascarados, y deberán litigar en tribunales si insisten en mantener sus nombres verdaderos bajo reserva.
El 6 de junio, en las elecciones federales y locales, también podrán figurar en las boletas electorales con su nombre de batalla o apodo, pero sólo junto con sus nombres verdaderos, por lo que entonces perderán el anonimato.
“El registro de un candidato es un hecho formal y debe acreditar su nombre legalmente establecido con los medios de identificación oficiales: credencial para votar y su acta de nacimiento.
AUNQUE NO LES GUSTE
“Además, en la boleta aparecerá su nombre y un sobrenombre, de forma optativa y adicional; no hay candidatos anónimos, así que, si insisten, siempre tendrán el derecho de litigar en tribunales su caso”, señaló el consejero Jaime Rivera Velázquez.
El integrante de la Comisión de Capacitación y Organización Electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) estableció que, si para fines de propaganda los luchadores desean aparecer con nombre artístico o apodo, pueden hacerlo, pero como un complemento a su nombre legal.
Los luchadores también podrán hacer campaña, figurar en propaganda o en spots cubiertos con sus máscaras, con capas si quieren, con su apodo, pero para votar no. Frente a la urna tendrán que descubrirse, explicó.
FUERA MÁSCARAS
“No podría entrar a votar a la casilla nadie enmascarado. Podría llegar a ella, pero descubrirse a la entrada para identificarse ante el presidente de la casilla con su credencial para votar.
“En ella, al igual que en el pasaporte, no pueden aparecer con máscara-, y sólo entonces se les darían sus boletas para que pueda marcarlas en su mampara”.
Y recordó que, dado como está México, en medio de la pandemia, todos los ciudadanos deberán acudir a sus casillas con cubrebocas.
“Pero al identificarse ante el presidente de la mesa directiva de casilla éste solicitará al ciudadano que se descubra un par de segundos retirándose el cubrebocas para ser identificado con su fotografía que está en la credencial, y ya podrá volverse a poner cubrebocas”. Lo mismo pasará con los enmascarados del cuadrilátero, abundó.
“DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA”
Hasta ahora, por las urnas han pasado todo tipo de personajes de la farándula y el deporte, con sobrenombre o sin él, pero ninguno encubierto al 100 por ciento.
Hoy, están por obtener la candidatura de Redes Sociales Progresistas al menos tres enmascarados que del ring quieren saltar y gobernar alcaldías de la ciudad de México:
Antes que ellos ya hubo un enmascarado en la política: SuperBarrio Gómez, o Marcos Rascón, quien de la arena de la lucha social y urbana saltó al ring político y a la Cámara de Diputados (1994-1997).
Pero su personaje con máscara, y de traje amarillo y rojo, era compartido con el activista Raúl Bautista, así que Rascón no permaneció encubierto en su totalidad ni figuró como político anónimo.
También, credencial para votar con fotografía con el rostro sin máscara y documentación que compruebe el aval de su fuerza política postulante.
Y, como ocurre desde hace de nueve años, podrán aparecer con sus apodos en la boleta, pero acompañados de su nombre legal, el verdadero.
Ello, luego de que desde 2012, los organismos electorales han considerado válida la inclusión, en la papelería electoral, de motes, sobrenombres, apodos y “nombres artísticos” con los que son conocidos entre la población.
Derivado de la tesis Boleta Electoral XXVIII/2012, que este año emitió, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), estableció que permite “adicionar el sobrenombre del candidato para identificarlo”.
Ese criterio permitió que los nombres de diversos candidatos al Congreso de la Unión en los comicios celebrados el 1 de julio de 2012 y aspirantes a otros cargos en comicios locales del 7 de julio de 2013, participasen con los sobrenombres que los identifican en la comunidad que aspiraron a representar.
Al resolver otros juicios, en los que dio la razón a diversos ciudadanos a los que el entonces Instituto Federal Electoral (IFE) les había negado la inclusión de sus apodos, se dio pie a que la Sala Superior emitiera la Jurisprudencia de Sobrenombres 10/2013:
“Boleta Electoral. Está permitido adicionar el sobrenombre del candidato para identificarlo (legislación federal y similares)”, que es ya de observancia obligatoria para todos los organismos y tribunales electorales del país”.
Uno de los primeros casos fue el de Francisco Arturo Vega de Lamadrid “Kiko” Vega, quien ganó en 2013 la gubernatura de Baja California Sur con ese mote.
Seis años antes, en junio de 2006, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) también emitió la Tesis de Jurisprudencia 174899, referente a Hechos Notorios, en donde estableció:
“El uso de las siglas o abreviaturas del nombre, apodo, sobrenombre o mote de los candidatos, que son de conocimiento público y uso público, constituyen hechos notorios.
“Debiéndose entender por éstos, en general, aquellos que por el conocimiento humano se consideran ciertos e indiscutibles Hoy son cientos los candidatos con apodos que figuran en las boletas, aunque muy pocos ganan”.
En 2018, en la elección federal, se registraron poco más de 12 candidatos a diputados federales junto con sus apodos. De ellos sólo dos ganaron y ocupan aún una curul:
El boxeador Erick “El Terrible” Morales, de la Coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PES y PT), y Alan Jesús Falomir Sáenz, “El Cabrito”, quien fue registrado por el distrito 8 de Chihuahua por la Coalición Por México al Frente (PAN, PRD y MC).