Mérida.- Península Deportiva lamenta informar del deceso del otrora promotor, Carlos “Tigre” Barahona Fajardo, quien pasó a la historia por encabezar, junto con su amigo y mancuerna, Rafael Mendoza Realpozo, el primer gran evento deportivo de magnitud mundial en Yucatán: Una pelea por un título del orbe (cuando en verdad lo eran).
CASI 90 AÑOS
Barahona Fajardo, quien rayaba los 90 años de edad, estaba afectado por diversas enfermedades, entre ellas, un cáncer en el pulmón, mal del que paradójicamente falleció hace ya dos años Mendoza, al que conoció en su faceta de periodista participante del concurso televisivo, el Gran Premio de los 64 mil pesos conducido hace unos 50 años por Pedro Ferriz Santacruz.
Fue un figura importante del boxeo yucateco en su tiempo, pues además de esa primera pelea de título mundial, promovió algunas más de ese orden y varias otras siempre en mancuerna con quien fuera su socio y amigo por décadas.
De carácter fortísimo y echado para adelante (por algo le decían el Tigre) el sr. Barahona nació en la entonces comunidad de Peto, de donde vino a Mérida con su familia, y entre ellos, con su hermano, Alberto, mejor conocido como “Moxú“ y que también por muchos años estuvo involucrado en el boxeo y hasta juez internacional fue.
Entre las peleas promovidas por Barahona Fajardo figuran a primera de título mundial el 7 de diciembre de 1974 en la Plaza de Toros Mérida, entre Rodolfo Martínez y Rafael Herrera, que esa noche cedió la corona gallo del CMB n cuatro rounds en un final, según varios los que lo vieron, algo polémico, por una precipitada detención del pleito por parte del gran réferi Octavio Meyrán.
Fue parte también de la promoción del segundo circuito cerrado de boxeo en Yucatán (el primero, por decirlo de una manera, fue el de la segunda pelea Dempsey Tuney con luces en la Catedral de Mérida que señalaron al ganador) y que fue el primero en ser transmitido con imagen.
Ello sucedió en 1978 en la decimotercera defensa de Miguel Canto, como campeón mundial mosca, sobre el tailandés Tacomrón Vibonchai, evento trasmitido desde Houston, Texas, por microondas, a una pantalla en el coso meridano de Reforma.
Como ese evento, hizo varios, siempre en sociedad con Mendoza, que teniendo picaporte directo en la oficina de Bob Arum conseguía fácilmente los derechos de transmisión de esos grandes eventos, a Mérida y a todo México.
Entre esos eventos figuraron peleas de Julio César Chávez y Óscar de La Hoya, que rpesentaba en la Cámara de Comercio, o en el Club Campestre.
Fue, Barahona tipo singular, algo folclórico, bohemio (le encantaba cantar y lo hacía muy bien con un enorme vozarrón que retumbaba en las paredes, como el de Don “Moxú”) y siempre directo y franco, lo que le granjeó discusiones y enfrentamientos en los que no cualquiera se involucraría.
Amigo cercano del extinto político campechano, José Toraya Baqueiro y de su hermano Miguel, entre muchas otras personas, era un personaje recurrente de varios centros sociales de Mérida, donde alternábamos con él.
Fue también admirador de Pastor Cervera y apreciaba mucho al extinto y simpático Luis “Chino” Escalante, otrora dueño de “La Negrita“, personaje casi de fábula.
Su boxeador preferido fue Ray Robinson y tenía mucho afecto por Humberto “Chiquita” Gonzalez (dirigido por Mendoza) y por los manejadores tapatíos José y Edison Reynoso, de quienes fue buen amigo por muchos años.
El sr. Barahona, cuyo cuerpo fue cremado esta misma tarde con servicio de la Funeraria Quevedo, luego de haber fallecido en las primeras horas de este día, estuvo involucrado en la promoción de boxeo presencial (en arenas y en vivo), que recordemos, hasta inicios de 1994, cuando el oaxaqueño Josefino Suárez defendió y venció aquí su título continental súpermosca, ante el valiente kanasinero, Gerónimo Cardoz.
Según nos comentó en alguna de las decenas de veces que hablamos y en viajes en los que coincidimos a distintas partes del país o a Estados Unidos, vivió y trabajó años en Villahermosa, donde estuvo, según recordamos, al frente de una empresa de automóviles.
Una vez, durante una convivencia, un tipo mucho más joven que él lo trató con excesiva familiaridad (por decirlo levemente), lo que nos sorprendió y al ver nuestra cara, con semblante molesto, pero ecuánime nos dijo: “Sabes como soy, pero si no me levanto y le doy una buena tunda es porque ya no quiero que me asocien con los pleitos y que finalmente me recuerden como un rufián, eso jamás, pero menos aún como dejado (utilizó otra palabra)“.
Hace menos de cinco años tuvo un severo problema de salud, del que alcanzó a ser atendido oportunamente y que le salvó, afortunadamente, la existencia.
Además de la amistad, el boxeo y el cáncer, un detalle singular unió a Barahona con Mendoza: el hecho de que las madres de ambos fallecieron después de los 100 años.
Lo recordaremos con simpatía y de muy buena forma, fue un buen amigo nuestro, a pesar de la diferencia de edades. Quepd.
Muy buen artículo, Johnny. ¡Abrazo fuerte!
Pues a pesar de que soy casi un chamaco al lado del tigre Barahona, presumo de haber contado con su amistad desde los años 70s
Descanse en paz y siga platicando de boxeo con la cobra Mendoza en donde se encuentre.