Mérida.- 11 de noviembre de 1994, Hotel Fiesta Americana Crown Plaza Reforma, Ciudad de México.
Óoorale “chirrisquizz”, ahí te busca un “loco”, le dijo jocoso el ya para entonces destacado mánager Ignacio Beristáin Rocha al campeón mundial minimosca, Humberto “Chiquita” González poco antes del pesaje para su tercera y definitiva pelea contra Michael Carbajal.
Hola mi “Chiquita”, cómo estás, le espetó sonriente Manuel “Loco” Valdés al gran púgil mexiquense, quien llegó al entonces campeón “boxeando” y con un guante gigante con el que “amenazaba” con golpearlo.
A un lado, el representante de González, Rafael Mendoza Realpozo, soltó una mueca, de entre sonrisa e impaciencia, porque la hora del pesaje ya estaba encima y el “orate” no se le quitaba de encima, con todo y su enorme guante, al pequeño de Neza.
ESPERA AGOTADORA
Allá a unos metros, uno de los protagonistas esperaba impaciente para pesarse; el hambre, y sobre todo la sed hacía mella en su rostro ya afilado y pálido.
Javier “Candelita” Várguez platicaba con este reportero, echándose a sí mismo ánimos para su crucial pleito del día siguiente contra Ricardo “Finito” López a quien habría de retar por el título mundial paja del CMB en su primer pleito en esa división en la que fue clasificado poco antes.
“Joven Gutiérrez, me da mucho gusto verlo de nuevo en este tipo de eventos, qué bueno que pudo venir; sé que usted aprecia mucho a Várguez y que quiere que gane, pero es difícil, aunque tiene posibilidades.
“Si nuestro paisano logra meterse al terreno corto, con los recursos que sea, abrazando, pisando (cosa en la que Várguez era no un maestro, sino un catedrático) y tiene la capacidad de tirar golpes sin cesar, caigan, donde caigan, en los brazos, la cintura, cabeza, donde fuere, y logra someterlo, tiene posibilidades”, le dijo, minutos después, en privado, Mendoza Realpozo a quien esto escribe.
Súbitamente, apareció el “Finito” López e inició el pesaje, no sin que el “Loco” llegase a él y al yucateco, que se presentaba como el más peligroso de los rivales que había tenido, por su amplísima experiencia, “colmillo”, capacidad de hacer pasar las malas artes por buenas, su sobrenatural fortaleza y su más que respetable pegada.
“Tas pequeñito yuca, pero te ves fuerte, mucha suerte te desea tu amigo el “Loco” Valdés”, le dijo brevemente el “orate” a “Candelita”, al tiempo que le izaba la mano, junto con Ricardo López.
Ahí cerca, estaba el promotor Don King, quien con sus gritos estentóreos de amor a México y a “Pancho Villa” llamaba la atención, mientras entregaba un cheque por varios miles de dólares a una fundación encabezada por una conocida y carismática periodista presente en el acto y que sufría con la conducta impropia y manoseos del gigante de los cabellos electrizados.
A final de cuentas, la “Chiquita” y López retuvieron sus coronas.
El primero en una pelea no muy lucida, desangelada, pero que ganó legítimamente a Carbajal.
El “Finito” le dio una cátedra y por momentos una paliza a Várguez, quien hizo su mejor esfuerzo y se comportó “macho”, pero que no pudo contra la superioridad del capitalino, que esa noche terminó de ganar legitimidad.
En su crónica del día siguiente en el diario La Afición, Don Víctor Cota León, la pluma más autorizada del boxeo en habla hispana, reconoció la valentía de “Candelita”, a quien llamó “insensato”, por aceptar y resistir todo el castigo que le enviaron y no dejar de presentar pelea, sin rendirse.
El día de la pelea, ante un lleno de unas 50 mil personas en la Plaza México, el “Loco” fue uno más de los fans, confundiéndose y relajeando un rato en los tendidos (gradas) y en ringside, echando porras y festejando la velada, muy a su locuaz manera.
Años después, en 2003, en ese mismo coso, Valdés, en ringside, cerca de donde estaba el actor Sergio Goyri, se levantó de su silla y se “la refrescó” al réferi Guadalupe García, por lo que habría sido un conteo largo que habría favorecido a José Antonio Aguirre, tras ser tumbado por Juan Alfonso Keb, en la disputa del mismo título por el que combatieron López y Várguez.
García, por cierto, fue el mismo que le detuvo la pelea en el octavo round a Várguez ante López, cuando el yucateco, si bien era superado claramente, aún presentaba pelea y no parecía estar en mal estado.
Finalmente, tras esa caída en el cuarto episodio, Aguirre vino de atrás e hizo a Keb rendirse en el séptimo episodio ante los ojos de unas 15 mil personas, entre ellos “el Loco”, al que en esa misma función vimos chiflarle a Jorge Kahwaghi al cabo de uno de sus tongos en los que él era el único que pensaba que la gente le creía sus “épicas” incursiones boxísticas.
Hoy, en el día de su muerte física, recordamos a Don Manuel “Loco” Valdés con simpatía y con una faceta que no le fue muy conocida, opacada por el fútbol, pero que igual disfrutaba: el boxeo.