Las Vegas.- En la que creemos ha sido la exhibición de más alto nivel de su carrera, el ucraniano Vasyl Lomachenko superó ajustada, pero indudablemente a Devin Haney en 12 rounds, pero los jueces consideraron lo contrario, para premiar al estadounidense con el triunfo y permitirle retener el cetro mundial ligero indiscutido.
Lomachenko, ahora 17-3-0 con 11 kos, llegó a su pelea 20 como profesional y pese al resultado adverso, se confirmó como uno de los grandes boxeadores de la época actual y del presente siglo.
Su exhibición de esta noche, sobre un claramente favorito Haney le permitió demostrar que si bien su avanzada edad boxística (35 años) y sus más de 400 peleas, entre profesional y amateur son un handicap físico para virtualmente cualquiera, están muy lejos de serlo para él.
Certero, cerebral, impuso su determinación sobre un campeón al que obligó a retroceder en la mayor parte de la pelea, y al que “venadeó” en decenas de ocasiones con su mayor velocidad de manos.
Claramente inferior en lo físico, con muchos kilos menos que el campeón, Lomachenko no se arredró por ello y fue quien casi siempre hizo el gasto del combate, dando la mayor cantidad de golpes claros.
Haney, sí, dio los más contundentes, pero no con la frecuencia y poder necesarios para minimizar el desempeño del europeo al que, infructuosamente, trató de socavar con golpeo a los bajos.
Y también trató de hacerlo con repetidos golpes ilícitos en la parte posterior de la cabeza, sobre todo en el primer tercio del pleito, pero el réferi, se mostró demasiado “tibio” con él.
Una y otra vez, el dueño de los cinturones livianos del CMB, OMB, FIB y AMB, golpeó con todo lo que pudo al ucraniano, pero no le hizo mayor daño.
Así, esos misiles no vencieron al retador, como tampoco lo han hecho los cohetes rusos que han caído sobre su país, desde el año pasado, siendo él mismo, combatiente de esa guerra.
Luego de tres episodios en los que Lomachenko tuvo una mínima ventaja, la pelea comenzó a estabilizarse, pero a partir de la segunda mitad, la cosa cambió.
Pareciera que se exponía de más, peleando mucho en el terreno corto, cuando parecía que podía hacerlo a la media distancia y con los mimos resultados, pero sólo él y nadie más que él estaba en sus zapatillas.
Haney trató, infructuosamente, de “prender” al europeo con uppercuts, pero el movimiento de cintura de “Loma”, le permitió evadirlos con éxito.
Con escoriaciones leves en el rostro, circunstanciales, Lomachenko apretó en los tres últimos episodios de la pelea en los que sacó la mejor parte y si bien no lastimó al campeón, si lo hizo trastabillar en más de una ocasión.
Al final, los jueces decretaron la victoria para el estadounidense, con abucheos de unas 17 mil personas que llenaro el MHm Grand Garden Arena.
Las tarjetas fueron de 116-112, 115-113 y 115-113, todas para el aún campeón indiscutido de los livianos, quien hoy fue dejado en evidencia.
Lomachenko ganó la pelea en un fallo que no puede ser calificado como un robo, pero si, quizás un despojo (aunque parezcan sinónimos), pues si bien su ventaja fue ajustada, resultó evidente.
Pero, ya sabemos como se cuecen las habas en el boxeo.
Seguramente comenzará a hablarse de una revancha, pero no le vemos caso. Lomachenko es superior…¡y ya!.