Mérida.- La Liga estatal de Primera Fuerza, informó este día del hombre de fútbol y árbitro, entre otras facetas, Ángel Núñez Cervera, quien pasó a mejor vida concluyendo así la aportación de un hombre valioso al balompié yucateco.
En su página de facebook, el circuito informó lo siguiente:
Afición queremos informarles que se ha ido al cielo nuestro gran amigo Ángel Roman de Atocha Nuñez Cervera, la gran familia futbolística del todo el estado lamenta esta irreparable pérdida.
Ex-directivo de la Primera Fuerza Estatal y que actualmente pertenecía a las Filas de la Liga Premier, un incansable promotor en toda la extensión de la palabra.
Fue un hombre siempre preocupado y ocupado por el fútbol yucateco, deja un gran legado como árbitro, instructor, entrenador, directivo de fútbol y excelente amigo.
Fue mucho tiempo entrenador y de los buenos, siempre ganador en equipos juveniles del Rogers 3ra fuerza y 2da, ganó un ascenso a Primera Fuerza Estatal desde la liga de Intermedia con el Roger´s.
Ganó un título en Primera Fuerza de Copa y uno de liga con el Roger´s, y también probó con la Universidad del Mayab las mieles del éxito.
Igualmente dirigió en Intermedia al equipo del Tecnológico de Mérida por un periodo corto, coordinador deportivo de la Universidad del Mayab, entrenador de Selección Yucatán en las categorías juveniles Benito Juárez y primera fuerza libre.
Por si fuera poco, fue de la primera generación de árbitros profesionales en Yucatán, cuando llegó la tercera división profesional al estado.
Su capacidad también lo impulsó a la Segunda División Profesional, a ser instructor de árbitros y a ser un enorme directivo de la Liga Premier de Yucatán.
Y así podemos seguir y seguir escribiendo todos sus éxitos, sin duda una persona adelantada a su época, su visión y su filosofía hoy lo pondrán en los libros de la historia del Fútbol Yucateco.
Se ha ido un amigo, un eterno promotor de nuestro fútbol, descansa en paz amigo Ángel, un abrazo hasta el cielo”.
El texto de la Liga de Primera Fuerza no precisa las causas del deceso, ni la edad del silbante al momento de fallecer, tampoco si habrá un velorio o misa posterior a sus exequias.