Mérida.- Dios decidió este día dejar a Yucatán sin su mejor aficionado al boxeo al llevarse consigo al señor Raúl Gamboa Ayuso, a quien el mundo de la fistiana yucateca y nacional conoció con cariño como “Borolas” y que por su don de gentes, amabilidad y gran simpatía conquistó el campeonato mundial de la amistad entre quienes tuvimos el gusto de conocerlo y apreciarlo como elemento importante de la familia pugilística.
El buen “Borolas, un hombre sencillo, humilde, sin aspavientos, discreto, con una sonrisa también discreta siempre en el rostro, deja a familiares, pero sobre todo a una multitud de amigos que en él siempre reconocieron una persona atenta, amable, servicial, mas no servil.
DESDE EL CIRCO TEATRO, HASTA EL POLIFÓRUM
Primero y hasta el final fue aficionado, se le veía, según nos han referido, desde los tiempos del “Circo Teatro Yucateco”, la Plaza Mérida, el Parque Carta Clara, la arena San Juan y, por supuesto, el Polifórum Zamná.
Por su afición, “Cerebro”, como también fue conocido, trascendió las fronteras de Yucatán para ver boxeo, siempre dentro del equipo de un boxeador, llevando cubos, ayudando al mánager con el banquillo, o al promotor en turno acomodando sillas o recolectando chiflidos o hasta alguno que otro recordatorio familiar de “cotorreo” cuando subía a anunciar los rounds si no había edecan alguna para ello.
Su afición por el boxeo lo llevó a ver este deporte en Campeche, Playa del Carmen, Valladolid, Hunucmá, Cancún, Ciudad del Carmen, Villahermosa, el Distrito Federal, donde fue bien conocido en la Arena Coliseo por mánagers, entre ellos Ignaco “Nacho” Beristáin, quien le tenía afecto especial, así como el comentarista televisio Dr. Alfonso Morales Villela que lo consideraba una especie de hermano en Yucatán.
Otros puntos, donde el buen “Borolas” anduvo (sólo Dios y él saben cómo le hacía, pues era de recursos económicos muy limitados) fueron Guadalajara y Tijuana.
Periodistas yucatecos a los que les tocó cubrir peleas en otras partes, de repente se sorpendían de verlo ayudando como second en una esquina a x o y mánager, sea en la Coliseo de la Ciudad de México, en el Palenque de Villahermosa, en Ciudad del Carmen, Chiapas, o Guadalajara.
Si bien no le sobró el dinero, lo que sí tuvo en abundancia para dar y regalar fue bonhomía y amabilidad. Nunca, a diferencia de lo que comúnmente ocurre en el boxeo, se le veía “grillando” o tirando “mala leche” sobre x o y persona. Fue, definitivamente, un ser especial.
Nosotros lo recordaremos siempre andando en su bicicleta, pero sobre todo por su gran afición, profundo conocimiento (sabía con tan sólo verlos qué boxeador podía ganar una pelea), pero sobre todo por la gran persona y AMIGO que fue.
El cuerpo de “Borolas” es velado esta tarde en la Funeraria la Luz del Cielo, a unos pasos del hospital O´Horán en la Avenida Itzáes de esta capital de Yucatán, donde falleció víctima de una enfermedad (cáncer) que en unas semanas lo consumió y mató. (QUEPD querido “Borolas”).