Las Vegas 2024.- La leyenda más importante del béisbol ha dejado de vivir, pero tiene su existencia garantizada por la eternidad.
El corazón de Pete Rose, que lo llevó a correr como bólido kilómetros en lunetarios de parques de las Ligas Mayores cesó este día a los 83 años.
Dueño de una lista de hitos casi única en su carrera, que el “Sanedrín” de las Mayores, integrado por gente que nunca jugó béisbol profesional, decidió (sin lograrlo) opacar marginándolo del Salón de la Fama de Béisbol, Rose es ya leyenda no viva.
1941-2024
Rose murió con el orgullo de ser el líder en imparables de todos los tiempos en Grandes Ligas, su mayor de varios logros y que no pesó en la mente de aquellos que decidieron proscribirlo del béisbol.
A finales de la década de los 80´s del siglo pasado, trascendió que Rose apostó juegos de los Rojos de Cincinnati a los que dirigía, pero haciéndolo siempre en favor de su equipo.
El comisionado saliente del béisbol, Peter Ueberroth lo entrevistó sobre el tema en 1989 y tras escucharlo y confiar en él le creyó y dio, como decimos en México, “carpetezo” al asunto.
“BART” EL VILLANO
Pero la mala suerte quiso que Ueberroth dejase el cargo y llegase a relevarlo un sujeto llamado A. Bartlett Giamatti, quien retomó el asunto y no lo dejó hasta suspender y sacar a Rose del béisbol.
Rose aceptó voluntariamente un sitio en el listado inelegible del béisbol el 24 de agosto de 1989 y supo que había una razón objetiva para su exclusión.
En respuesta, las Grandes Ligas acordaron detener la indagación para una mayor comprobación de que Rose apostó en el béisbol.
LA PARCA LLEGÓ TARDE
Lo peor fue que el inplacable y terco Giamatti falleció, exactemente, ocho días después de haber decidido proscribir a Rose de lo que con méritos se ganó. El destino le permitió respirar lo suficiente para “joder” perpetuamente a Rose y al béisbol.
Sobre la muerte de Rose, las Ligas Mayores publicaron lo siguiente: “Major League Baseball ofrece sus más sinceras condolencias a la familia de Pete Rose.
“Asimismo, a sus amigos a lo largo del béisbol, y a los fanáticos de su ciudad natal de Cincinnati, Filadelfia y más allá quienes admiraron su grandeza, tenacidad y determinación sobre el terreno de juego.
“Esas virtudes lo llevaron a convertirse en el líder en imparables de todos los tiempos y a ganar tres títulos de Serie Mundial. Descanse en paz”.
Oriundo de Cincinnati y quien se convirtiera en un ícono de la franquicia de los Rojos, Rose es el líder de todos los tiempos del club en juegos disputados (dos mil 722).
También en visitas al plato (12 mil 344), carreras anotadas (mil 741), hits (tres mil 358), sencillos (dos mil 490), dobles (601) y bases por bolas recibidas (mil 210).
A lo largo de su carrera de 24 años, que se extendió de 1963 a 1986 y en la que también jugó para los Filis y los Expos, Rose acumuló cuatro mil 256 indiscutibles.
“Nuestros corazones están profundamente entristecidos por la noticia del fallecimiento de Pete”, expresó el propietario de los Rojos, Bob Castellini.
“Fue uno de los jugadores más competitivos que el béisbol haya visto, y cada equipo para el que jugó fue mejor gracias a él. Pete fue un Rojo de principio a fin.
“Nadie amó el juego más que Pete y nadie amó a Pete más que la Nación de los Rojos. Sus logros deben permanecer por siempre en nuestras mentes”, agregó.
MARCAS PROFESIONALES
Entre sus logros individuales, Rose fue el Novato del Año de la Liga Nacional en 1963, el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en 1973.
También, ganador de tres coronas de bateo y dos Guantes de Oro. Fue convocado al Juego de Estrellas en 17 ocasiones y fue incluido en el Equipo del Siglo de la MLB en 1999.
Apodado “Charlie Hustle” por su entusiasmo y tenacidad para jugar al béisbol, Rose puso en exhibición su más puro estilo de la vieja escuela en el Juego de Estrellas de 1970.
Ello sucedió en el Riverfront Stadium de Cincinnati, donde anotó la carrera del gane en la parte baja de la 12ma entrada estrellándose como un bólido contra el receptor Ray Fosse, a pesar de que sólo se trataba de un partido de exhibición.
Durante su carrera, el amor y la pasión por el juego constantemente estuvieron en exhibición.
“Caminaría por el infierno con un traje empapado en gasolina para seguir jugando al béisbol”, declaraba a menudo Rose.
Rose, quien fue parte de la dinastía de la Gran Maquinaria Roja, fue parte de dos equipos de Cincinnati que conquistaron el título, en 1975 y 1976, y salió campeón por tercera vez con Filadelfia en 1980.
Nacido el 14 de abril de 1941, Peter Edward Rose creció en una vecindad de habitantes trabajadores llamada Anderson Ferry, cerca del Río Ohio en el oeste de Cincinnati.
Asistió a la escuela secundaria Western Hills. Luego de su graduación, firmó con los Rojos con un bono de US$7,000 en el año de 1960.
PELOTERO Y NADA MÁS
“No recuerdo querer ser otra cosa que un jugador profesional, es bueno que lo logré, porque no estaba preparado para otra cosa”, le dijo Rose al biógrafo David Jordan.
Rose debutó a los 21 años con los Rojos el 8 de abril de 1962, y de alguna manera no dio hit alguno en tres turnos y se fue de 12-0 antes de pegar su primer imparable en las Mayores.
De 1970 a 1976, Rose, Johnny Bench, el cubano Atanacio “Tany” Pérez, el venezolano David Concepción y eventualmente, Joe Morgan y George Foster conquistarían cinco títulos de división, cuatro de la Liga Nacional y dos de Serie Mundial.
“Él personifica Cincinnati. Él es el rostro de los Rojos”, expresó Anderson afanosamente
.
En 1973, Rose fue reconocido con el JMV de la Liga Nacional tras batear .338/.401/.437 con cinco jonrones y 64 impulsadas en 160 partidos.
En la emocionante serie de siete juegos para vencer a los Medias Rojas, fue premiado el JMV de la Serie Mundial luego de batear .370 con OPS de .966.
Durante la campaña de 1978, Rose tuvo una racha de 44 partidos dando de hit, que todavía es la tercera más larga en la historia de Grandes Ligas.
Sigue siendo el jugador que más se ha acercado al récord de 56 encuentros seguidos dando de hit que Joe DiMaggio estableció en 1941.
LES DOLIÓ “EL CODO”
Con la llegada de la agencia libre a mediados de la década de los 70, el panorama económico del deporte fue alterado dramáticamente.
Los Rojos fueron muy lentos para adaptarse a los tiempos y en vez de retenerlo, el club de Cincinnati dejó ir a Rose para que firmara por cuatro años y US$3.2 millones con los Filis.
Uniéndose al futuro miembro del Salón de la Fama, Mike Schmidt, Rose ganó su tercera Serie Mundial con los Filis de Filadelfia en 1980.
Luego, otro título del Viejo Circuito en 1983, aunque fracasaron en la Serie Mundial de ese año ante los a la postre campeones Orioles de Baltimore.
Fue con los Filis en 1981 que Rose superó al miembro del Salón de la Fama, Stan Musial, con su imparable tres mil 361 como la mayor cantidad en la historia de la Liga Nacional.
Un año antes el equipo de Ohio construyó y develó una estatua de bronce de Rose afuera del Great American Ball Park de Cincinnati.
Algunos de esos elementos de su gran carrera están en el Salón de la Fama de esa localidad como su casco de JMV de la temporada 1973.
Así, con paradojas, absurdos, ingratitudes, Rose vio hoy la luz al final de un túnel que lo transportó a otra dimensión, a donde llegó barriéndose, mientras era aplaudido por “Sparky” Anderson, Joe Morgan y otros a quienes se unión en el equipo de estrellas de todos los tiempos en la liga de la perpetuidad.
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