Las Vegas.- Los jueces parecieron haber sobrevalorado un gran último round de Yordenis Ugás, para terminar favoreciéndolo por una cerrada y cuestionada, aunque no desaforada decisión unánime a Manny Pacquiao, para vencer y marcar la que podría haber sido la última página en la historia deportiva de la más valiosa y encomiable figura del boxeo mundial en lo que va del SIglo XXI.
UN ÚLTIMO ROUND QUE LE VALIÓ TODA LA PELEA
Yordenis Ugás, tímido, tacaño en cuanto a su arrojo en la segunda mitad de la pelea, tuvo un magnífico duodécimo round poniendo al filipino en mal estado y con el aliento contenido de casi todos los presentes y televidentes que no querían, pero avizoraban la posibilidad de ver al asiático en la lona.
No, no fue un robo lo de esta noche, pero sí, una vez más, uno de esos veredictos que no deja satisfecho a una buena parte, pero que además, causa una pena y tristeza por significar, eso parece ser, la despedida, con una derrota de alguien, quien si bien no se va de ninguna manera por la puerta de atrás, si lo estaría haciendo con una divisa ajena a la que le corresponde: la del éxito.
La pelea inició con un Pacquiao activo ganándole los golpes a Ugás y con velocidad similar a la de sus mejores épocas, boxeando alegre, cascabelero.
Ugás no atinaba a iniciar un plan de pelea ofensivo, tan solo a protegerse, aunque luego, poco a poco, se fue acomodando, mientras el ya “cuarentón” filipino bajaba su tren de pelea.
EL cubano fue agarrando distancia y soltando bien y desde la longitud exacta la mano derecha, fue abriéndose brecha y emparejando las acciones que no fueron absolutamente para ninguno hacia mediados de la pelea con rounds para uno y para otro, aunque con Ugás tratando de imponer condiciones.
El “pistón” derecho, enviado en forma de jab y recto y de volado fueron constantes en la pelea y llegaron con relativa frecuencia al rostro de Pacquiao, quien no acusó daño severo, como tampoco logró gran cosa sobre la humanidad del insular.
El filipino, empero, lució más propositivo, aunque quizás no tan efectivo en la segunda mitad del pleito en la que Ugás solo habría ganado los rounds ocho y 12.
En este último, hizo ver muy mal a Pacquiao y aunque no lo tuvo al borde del nócaut, sí lo estremeció y puso en predicamento su verticalidad, la cual no perdió y terminó la pelea, como ha sido su personalidad, peleando, combatiendo como un león, hasta el último instante, aún en riesgo de caer.
.Los tres solones, que no ladrones, vieron ganar a Ugás. Uno por 115-113 y los dos restantes, 116-112. Península Deportiva percibió ganador a Pacquiao 115-113.