Las Vegas.- En una de las mejores peleas en la división de los pesos completos en mucho tiempo, el inglés Tyson Fury se mantuvo esta noche en el trono mundial de los paquidermos del CMB al noquear técnicamente en 11 violentos, trepidantes episodios al valiente estadounidense Deontay Wilder.
Fury resolvió la trilogía entre ambos con un gancho pleno de derecha a la cabeza de su rival, para la que fue su tercera y definitiva caída del pleito que constó de cinco derribes.
SE LEVANTÓ PARA GANAR
Esa misma derecha, que le permitió sujetarse la diadema, también le dio tremendos sustos, uno de ellos de los más terribles que ha tenido y tendrá en su carrera, cuando se fue a la lona en dos ocasiones en el cuarto episodio y parecía esta noqueado sin remedio.
Sin embargo, con muchos pantalones, logró ponerse de pie para esperar que la campana lo salve, tomar aire y venir con todo a partir del quinto episodio para no perder un solo round más e ir en caballo de hacienda rumbo al triunfo, a la retención de la corona y a la confirmación de su dominio sobre el “Bombardero de Bronce”.
Antes de ello, la pelea estaba pareja, con una ligera ventaja para el estadounidense que ganó, sin duda, el primero, segundo y, como ya señalamos, el cuarto episodio con tres puntos a su cuenta (se dan tres puntos por dos caídas).
En el tercero, Fury no dejó dudas de que su durísima derecha traía malas noticias para el moreno al pescarlo y enviarlo a la lona de donde se levantó tocado, mas no acabado.
Estremecido, Tyson Fury se levantó, para, poco después, volver a besar la lona en lo que parecía el final, contra lo que los pronósticos señalaban, pero sobrevivió, soportó…y ganó.
Con una estrategia iniciada desde el primer episodio, que no detuvo, Fury buscó el combate en la corta distancia para cargar su paquidérmico cuerpo sobre la humanidad de Wilder, una y otra, y otra, y otra vez, para irlo cansando.
El “truco” comenzó a dar resultados desde la misma primera mitad del pleito, cuando las piernas del oriundo de Tuscaloosa, Alabama evidenciaron su cansancio por el ritmo frenético del duelo y por el esfuerzo adicional de “cargar” a Tyson Fury.
Ya sin fuerza corporal y con potencia en las manos cada vez menor, Wilder se dedicó a sobrevivir y a apostar por un golpe de suerte que parecía podía dar por ahí del noveno o décimo episodio, cuando logró estremecer de nuevo al inglés.
Poco antes, Wilder había ido a dar con sus huesos al tapiz, de donde logró regresar para soportar castigo, tratar de meterse de nuevo en la pelea y orar por un milagro que no llegó.
En el undécimo episodio, a los 2:10, la pelea concluyó cuando el réferi Mora la detuvo luego de un gancho pleno a la cabeza del estadounidense a quien ya no fue necesario contarle los 10 segundos.
La victoria dejó a Tyson Fury con 32 peleas, 31 ganadas y una empatada con 22 puestos fuera de combate, mientras que WIlder se quedó con 45 peleas, 42 de ellas ganadas, dos perdidas (ambas ante Fury), una empatada y 41 nócauts.
La de esta noche fue, verdaderamente, una pelea memorable que será recordada por mucho tiempo y que compite para ser la mejor del año, sin duda alguna.