Mérida.- La senda de Salvador Sánchez incluyó algunos de los nombres más laureados en la historia, y también, como en todas las carreras, sobre todo en sus inicios, los de boxeadores modestos.
Un yucateco fue uno de ellos.
Y como casi todos, los que enfrentaron al insigne mexiquense de cuya muerte se cumplen hoy 40 años, “mordió el polvo”.
Este héroe anónimo, de bajo, discreto perfil, se llamó Luis Javier Solís Pacheco, de quien, desafortunadamente, se supo más por su perfil delictivo y adictivo, que por su carrera en los cuadriláteros.
Hoy hablaremos “mucho de lo poco” que sabemos de este boxeador, quien sin saberlo en su momento, habría de pelear, quizás no con el mejor púgil mexicano de la historia, pero sí, el más añorado.
Sí, porque eso fue y sigue siendo Salvador Sánchez: el más recordado; y cuyo temprano deceso lo mitificó, volviéndolo en una deidad del ring, en el único boxeador del que los milenials son “expertos”, quizás aún más que Julio César Chávez.
Luis Javier Solís Pacheco, quien fue conocido como “La Mojarra” nació, al parecer, en 1957, en Mérida, Yucatán.
De sus primeros años nada se sabe (sabemos) y ya de joven, muy joven, decidió incursionar en el boxeo.
Al parecer, debutó en Mérida, de donde emigró rápidamente, buscando el estrellato en la Ciudad de México, donde si bien no lo logró, si alcanzó cierto nivel competitivo que le permitió hacer una carrera discreta, pero que llegó a ser internacional.
Según registros extraoficiales, Solís solo tuvo ocho peleas (seguramente fueron muchas más), con saldo de tres triunfos y cinco reveses.
La mayoría de esas peleas fueron en la Ciudad de México y solo una en Mérida, donde noqueó al “Panadero” Ricalde.
Incluso, Solís viajó en una ocasión a Venezuela, donde José Quijano (no confundir con la “Momia” Quijano”) lo noqueó en ocho rounds.
Manejado por el sr. Manuel Moreno Sierra “El Míster”, Javier Solís peleó, desde finales de la primera mitad de la década de los 70´s, hasta inicios de la de los 80´s.
Fue él, “El Míster”, por cierto, fabricante de la ya extinta marca de artículos boxísticos “Las Dos M”, quien lo “subió” al ring de la Arena Coliseo capitalina el 25 de febrero de 1976, para la que fue la octava pelea de Sánchez.
No se sabe a ciencia cierta cual fue el desarrollo preciso del combate, pero se entiende que Sánchez no tuvo “un bulto”, pues batalló siete de los ocho rounds a los que estuvo programada la pelea, para definirla.
Solís no se rindió, Sánchez lo noqueó, pero de manera técnica, por lo que el réferi, o el médico de ring decretaron el fin.
La última pelea que tenemos registrada de Javier Solís fue el 5 de abril de 1980, en Mazatlán, donde perdería por decisión en 10 episodios ante el conocido local Antonio “Toño” Becerra.
Becerra, por cierto, fue el único púgil que logró vencer, por decisión dividida, en Mazatlán, al hoy recordado mexiquense, cuando este disputó con él el vacante cetro nacional de peso gallo.
Tiempo después, regresó a Mérida, al parecer no en las mejores condiciones, pues tuvo diversos problemas, como consecuencia, al parecer, de adicciones, entre ellas, el alcohol.
En abril de 2018, el día 2, fue ultimado en un pleito de “teporochos”, por un sujeto que al parecer era sobrino suyo.
Esa misma confusión se extendió un año después, haciendo que el ya extinto y bien recordado juez, Edwin Mugarte Guerrero, citase al ex púgil, como parte de un proceso pendiente, cuando ya estaba muerto, lo que generó hilaridad, entre otras muchas cosas.