Jesús Aréchiga logró uno de sus mejores triunfos
Crónica de Tom Talbot
Mérida.- Al sinaloense Jesús Aréchiga le sientan muy bien los aires yucatecos, como en su momento sucedió con el bajacaliforniano Erik “Terrible” Robles, a quien esta noche le cortó su buen paso por el Mayab al vencerlo en la peleas más importante de la velada presentada por Zanfer y Max Boxing.
Robles ya no tuvo, como le pasó en sus dos primeras salidas, rivales de nivel mediano, sino a un oponente de mayor calado y que tras probar sangre en Xmatkuil a finales del año pasado, regresó a Mérida para ganar…¡¡¡y lo logró de manera clara y hasta lucida!!!.
Robles, sin recursos ante Jesús Aréchiga
Luego de 10 rounds, Aréchiga impuso su boxeo ofensivo, de presión sobre un Robles carente de recursos para dominarlo y que se puso “hasta de pechito” para facilitarle la labor a su vencedor.
Robles, de notable mayor estatura y de brazos y alcance más extenso, prefirió pelear en el terreno corto, donde él mismo se complicaba el tirar golpes al no poder extender sus extremidades por carecer de el espacio necesario para ello.
Además, se ponía a la distancia necesaria para que Aréchiga sí le pudiera meter las manos casi siempre que quiso.
No le pudo hacer a Jesús Aréchiga, lo mismo que a Talavera
A Robles, quien tuvo dos veces en la lona a Hafit Talavera en esa misma arena, le tocó ahora sentarse en esa misma superficie en el cuarto episodio, tras una fulgurante combinación, cuando la pelea aún no tenía un claro dominador.
Pero de ahí en adelante, Aréchiga fue claro controlador de las acciones para lograr uno de los mejores triunfos de su carrera.
Las puntuaciones fueron de 98-91 y 95-94 (muy magnánima para el derrotado).
El resultado pone al sinaloense con 23 éxitos, 16 de ellos por la vía del “sueño inducido”, mientras que Robles, vencedor de Talavera y de Néstor López jr. se quedó con 16-3-0 con 10 noqueados.
Lo nunca visto:
Falta de autoridad, de equidad, inconformidad, mentadas de madre y hasta la expulsión de un manejador.
En otros resultados, en una pelea con final inédito, o al menos no visto en los últimos 50 años en Yucatán, el réferi Manuel Dizb, sin quererlo, se convirtió en el catalizador de un verdadero “San Quintín” que casi concluyó con una batalla campal en el Centro Internacional de Convenciones Yucatán Siglo XXI.

El mexicano Fierro, a la derecha, iba ganando fácilmente una pelea que debió registrar a su favor por decisión o nócaut y que terminó a “su favor” por descalificación.
Durante la pelea entre el jalisciense Jonathan Fierro y el argentino Alexis Nahuel Torres, el muy empeñoso y bien intencionado réferi campechano reiteró su novatez.
Ello, al intervenir de una manera “suave”, o no determinante, cuando ambos se terminaron dando “golpes de conejo”, pero con “garra de elefante”.
No límites, garantía de desastre
Los dos boxeadores no percibieron su autoridad y ante la ausencia de límites comenzaron a volver su pleito en algo personal.
Así, poco después, el argentino dio un golpe que fue bajo, pero quizás rayando el el límite de lo aceptable, de manera que Dzib lo sancionó restándole un punto.
Así, con el ring más “caliente”, los “visitantes” seguramente percibieron que les estaban “cargando la mano”, por lo que comenzaron a protestar.
El ambiente se empezó a “caldear”, añadiéndole a eso desplantes del equipo argentino que empezó a escuchar los gritos de “México-México”.
Luego de que el mexicano puso una rodilla en la lona en una caída que a criterio del réferi no contó, todo se puso aún peor.
Mánager brincó al ring
Así las cosas, el manejador de Torres trepó al ring y comenzó a discutir con Dzul al que en un descuido le dio un golpe no aparentemente fuerte, pero sí evidente.
Y aunque solo hubiera sido una “caricia”, era, por supuesto inaceptable.

El mánager del argentino, “haciéndola de jamón” por el desempeño del réferi.
Seguidamente, Dzul dispuso que el manejador fuese retirado del ring y de la zona técnica.
Incluso, personal de la organización llegó para llevárselo, mientras él de resistía, dando pie a lo que nunca habíamos visto:
Que un boxeador pelease solo sin su manejador (aunque había un second, que no era parte del equipo, sino manejador de otro boxeador que lo apoyaba) no era algo que hubiéramos visto, al menos de 1975 a la fecha.
Así las cosas, con la presión del público, que ya mentaba madres, echándole bronca en serio a los argentinos, con los ánimos a a a punto de desbordarse, con los sudamericanos enfurecidos y con todo a punto de que se lo lleve “una finca muy famosa en Palenque, Chiapas”, Dzib dispuso el final de la pelea.
El tercero sobre la superficie hizo la señal del fin en medio del ring, sin que muchos lo notasen por lo embravecido del ambiente.
Así, fue dado a conocer que el tiempo oficial fue de 35 segundos del sexto episodio.
Perdiendo, ganaron
La derrota, aún de esta manera, fue favorable para los argentinos que iban perdiendo la pelea de calle por el buen boxeo de Fierro, que a la distancia y con su centelleante jab, y a veces recto, desde su guardia zurda, mantuvo a raya a Torres.
El jalisciense iba ganando la pelea, virtualmente, con una sola mano y a “medio gas” y la victoria por descalificación no le hizo justicia a su desempeño, es decir, se la “empañó´”.
El resultado dejó el récord del vencedor en 18-1-0 con 16 puestos fuera de combate, mientras que el sudamericano quedó con 13-10-1 con 7 kos…..(ampliación posterior).