Mérida.- Península Deportiva no quiere dejar ir el día sin hacer un reconocimiento justo a uno de los grandes exponentes del boxeo en mundo, que sin haber tenido la fortuna de ser campeón del mundo sí es mucho más y mejor recordado que varios que sí lo fueron.
A 20 años de su muerte que se cumplen hoy, José Medel Navarro, “El Huitlacoche” permanece en el imaginario no sólo de su familia, sino de aquellos que recordamos y agradecemos su cruzada pugilística de 19 años.
Boxeador, según quienes lo vieron de elegante estilo, muy completo técnicamente, aunque con carencias de carácter (no era muy dado al estoicismo), logró trascender el tiempo con su concurso boxístico.
Boxeador, como el 90 por ciento de los de su estirpe, oriundo de un barrio humilde (Tepito), fue un contendiente hábil, que con talento se abrió poco a poco camino en el durísimo, sobre todo en esos tiempos, mundo de la fistiana.
Hizo una carrera como amateur en la que llegó a participar en el Torneo de los Guantes de Oro, y tras no ser campeón, ingresó al profesionalismo en el que, de inicio, no se le veía gran futuro.
Así, el 19 de marzo de 1955, en la gran Ciudad de México, debutó escuchando la cuenta de 10 tendido en el tapiz ante un tal Heriberto Fuentas que al acabarlo en tres rounds le dio de esa forma la “bienvenida” al profesionalismo.
Sin desanimarse y convencido de que había nacido para boxear, volvió a subir a la tarima, donde acumuló cuatro victorias y un empate, para salir por vez primera de la capital e ir a otra plaza, donde perdió descalificación ante el “Zurdo” Arce, de quien se desquitó en el mismo bello puerto.
Poco a poco fue ascendiendo y haciéndose un nombre entre los novatos y luego prospectos del boxeo mexicano en la división mosca, aunque no tardó en optar por el peso gallo en el que logró un nombre sólido.
Luego de una serie de peleas con muchos más triunfos que reveses, le tocó enfrentar al primer “gallón” de los que tendría que hacer frente: el jalisciense y posteriormente campeón del mundo, José Becerra, que le ganó en las dos ocasiones al hilo que se enfrentaron, una en México y otra en Monterrey.
Sin desanimarse, “El Huitlacoche“ siguió haciendo campaña ya en cuadriláteros de Estados Unidos, donde obtuvo dos triunfos en tres peleas.
A su regreso, y ya convertido en un púgil hecho y derecho, con sobrada experiencia, producto de más de 50 peleas, recibió la oportunidad de disputar el vacante campeonato nacional gallo con el ídolo, ya de la afición, José “Toluco” López.
López había sido desconocido por no defender la faja y en esa noche, Medel, inspirado, lo venció por inobjetable decisión.
Es algo sabido que ese triunfo y otro más logrado ante el “Toluco”, le costaron, inexplicable e injustificablemente, el cariño de la afición a Medel.
La afrenta ante el oriundo del barrio de la Retama en “El Oro”, Estado de México, aunada no al estilo, pero sí a la personalidad abúlica, poco dada al espectáculo de Medel, le costaron simpatías y le granjearon antipatías.
Ya para entonces, boxeador de nivel internacional, siguió peleando, “coleccionando” triunfos y derrotas, hasta que le llegó la oportunidad de combatir la eliminatoria por el título del mundo con el uno de los tres más grandes de su división en la historia: el brasileño Éder Jofre.
El amazónico lo noqueó en 10 rounds y le evitó, de momento, la oportunidad de disputar la corona del orbe.
Nuevamente, comenzó a ir cuesta hacia arriba, hasta que le cayó la gran oportunidad de ser contratado para hacer campaña en suelo japonés, donde si fue el profeta que no pudo ser en su propia tierra.
Su primera presentación le redituó un triunfo por nócaut, ni más ni menos que con el que llegaría ser del mundo, Masahiko “Fighting” Harada.
Luego de una serie de triunfos en el país, donde fue bien recibido y vitoreado, le llegó por fin la gran oportunidad por el título, en Brasil, donde Jofre lo volvió “a empinar” el 11 de septiembre de 1962.
Después de 15 peleas, de las que solo perdió dos y una exitosa campaña de regreso en Japón, donde noqueó al que a la postre sería campeón, Masahiko “Fighting” Harada y triunfos en Estados Unidos e Inglaterra, recibió de nuevo la oportunidad titular.
Su oponente sería el propio Harada, que el 3 de enero de 1967 lo derrotó por decisión, para sepultar, ahora sí, perpetuamente, sus aspiraciones campeoniles mundiales.
La carrera del “Huitlacoche” continuó entre vaivenes. “Incertidumbre, inconsistencia y fracaso cuando más necesario era el éxito.
Excelente peleador, pero repudiado por las multitudes.” así describía Deporte Ilustrado, por aquellas épocas la carrera de José Medel.
Los años que duró como campeón nacional portó la corona sin mayor lucimiento.
La gente no lo ponderaba y sólo los de Tepito, su barrio, lo seguían con particular devoción.
Así poco a poco, con algunos triunfos y derrotas, entre ellas una por nócaut en ocho rounds ante el ascendente Rubén Olivares, prosiguió su carrera hasta que decidió ponerle fin el 9 de junio de 1974 en Japón, ante quien llegaría a ser campeón del mundo, Royal Kobayashi.
Su récord total fue de 108 peleas, de las que ganó 69, 44 por nócaut, con 31 derrotas y ocho empates.
Tras su retiro, se dedicó a ser entrenador y actor eventual del cine picaresco mexicano, junto con otros boxeadores como Rubén Olivares y Octavio “Famoso” Gómez.
Era asiduo a la Arena Coliseo y dirigió con tino a varios jóvenes que no llegaron a mayor cosa en el boxeo.
Murió un día como hoy, 31 de enero de 2001, víctima de cáncer de próstata.
Si buen no fue campeón, fue tratado como tal postmortem, porque el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) le asignó una pensión a su viuda, a pesar de no haberse sentado en el trono mundial.}
Fue el único boxeador, de todos los que recibieron ese apoyo de la Fundación Carlos Slim en ser favorecido con esa pensión…nunca se supo oficialmente porqué.
Hoy, a 20 años de su muerte, seguimos recordándolo con afecto y respeto.
Qu.e.p.d. José Medel Navarro