Mérida.- Zaíd “Colorado” Rejón sobrevivió esta noche a un infierno en los últimos rounds de su cabalística pelea 13 como profesional, con el jalisciense Luis Ronaldo Ruelas, para “jugársela” en el décimo y último episodio y cerrar con más deseos que capacidad un gran combate que terminó empatado en el turno estelar de la velada promovida por Max Boxing en el Centro Internacional de Convenciones Yucatán Siglo XXI.
El resultado de la pelea, volcánica, sorda, sobre todo en la segunda mitad, dejó insatisfechos a unos que vieron ganar al “Colorado”, y a otros que sintieron vencedor al jalisciense, pero conforme a una minoría que entendió que las “tablas” fueron lo mejor.
Nosotros percibimos un triunfo “muy perech” (ajustado) del yucateco, y quizás, desde el punto de vista técnico, así debió ser, pero lo justo, lo realmente merecido, fue el empate.
Los jueces Raúl Jiménez (97-93-Rejón), Rogelio Lazo (92-98-Ruelas votación de la que discrepamos, aunque respetamos) y Euberto Díaz (95-95) fallaron de esa manera, para concretar el empate que permitió al hijo de Luis Rejón y al ahijado de Mario Abraham llegar a 13 peleas, 12 de ellas ganadas, con siete kos y el empate de este sábado.
El joven Ruelas sostuvo su pelea 17, de las que ha ganado 14, 11 de ellas por la vía de la dinamita, con dos derrotas, y, desde esta noche, con un empate.
Si bien el resultado no fue el que los presentes hubieran deseado, a nosotros nos quedó la enorme satisfacción de ver que Zaid es un boxeador ya de 10 rounds, muy competitivo, que puede manejar una pelea de alto nivel de dificultad, como el que tuvo esta noche, y salir bien librado.
Sus recursos, aunque todavía no excelsos, ni sobrados, rebasan lo que un púgil de su corta experiencia normalmente tiene.
Además, su buena preparación física, su valor y su gran resistencia nos hacen pensar que puede subir más niveles en el concierto de las cachetadas de paga.
De manera particular celebramos la gran resistencia que mostró, pues recibió los impactos más fuertes durante el pleito y los toleró sin mayor problema. Si bien en alguna ocasión lució “cimbrado”, su verticalidad no estuvo en peligro…todo lo digirió y bien.
La pelea comenzó con un Zaíd voluntarioso, yendo hacia adelante, mas no desbocado, con precauciones, pues entendía que no tenía enfrente a un cualquiera, sino a uno más complicado y duro de los que le habían tocado.
Versátil en su boxeo, el “Colorado” salió a pelear en la guardia zurda (es derecho, pero sabe combatir como izquierdo) “destanteando” (eso nos pareció) al pupilo de Rigoberto “Español” Álvarez, quien desde el principio tiró los mejores y más sólidos impactos.
Pero para su mala fortuna, esos golpes eran esporádicos, y lanzados al contragolpe, en combinaciones relampagueantes que demostraron que el visitante era más rápido de manos que el “Colorado”.
Sin embargo, el yucateco fue el que mantuvo la iniciativa, siempre para adelante, buscando la pelea y haciendo el gasto, lo que le dio la ventaja de manera clara, pero complicada en rounds que si bien ganó, lo hizo de manera cerrada.
Así, poco a poco, llegó a la mitad del pleito, asumiendo el ataque con un rival que se reservaba, pero que con combinaciones rápidas, centelleantes, lograba alcanzarlo, pero no dañarlo.
El plan del joven Ruelas era claro, cazar a Rejón al contragolpe y reservarse para la segunda mitad del pleito, lo que finalmente sucedió.
La estrategia de su mánager, Rigoberto “Español” Álvarez comenzó a dar resultados a partir del quinto episodio, cuando una “inocentada” del “Colorado” lo puso en peligro, pero también evidenció la dureza y resistencia de su quijada.
Sucede que un golpe del jalisciense no habría sido lícito, o no le gustó al yucateco, lo que no compartió el réferi Mario “Bigotes” Mena, quien dejó seguir las acciones.
Seguidamente, el “Colorado” permaneció estático, con las manos abajo y Ruelas no se “apentontó” y “vivo”, se fue “sobres” soltándole una serie de golpes plenos, no duros, sino durísimos a la cabeza del yucateco, que se estremeció, pero sin aflojar las piernas.
“El Chac Pol” (Colorado) aún no entiende que mientras el réferi no intervenga, pese a lo que él diga, “la pelota está en juego”, cosa que Ruelas sí hizo y lo aprovechó.
Unos momentos después, al iniciar el sexto round, otro descuido del yucateco sacó a relucir lo “verde” que aún está, pues con el tañido de la campana, salió al centro del ring con las manos aún abajo y el tapatío lo madrugó con otra fulgurante combinación que tampoco le hizo nada.
A esas alturas del pleito, Rejón ya comenzó a “aflojar” el paso y el visitante comenzó a sacar más las manos, y con menos esfuerzo realizado previamente, tiró ya más golpes, conectando la mayoría de ellos hacia un Rejón que comenzaba a retroceder.
Ruelas, con más y mejores golpes, comenzó a darle la vuelta a la tortilla ante un Zaíd algo desconcertado que, empero, no se perdió, ni se desesperó y siguió compitiendo, pero ya en circunstancias más parejas y más complicadas, dando el 100 por ciento y algo más, para no cederle todo el terreno a su rival.
Ruelas cambió el escenario del pleito al tomar ya el control de las acciones que llegaron a un décimo round muy parejo, con los aficionados con el rosario en las manos rezando para que el “Colorado” saliera bien librado…y si se podía, con la victoria.
Al iniciar ese último round, que marcaba la primera vez que llegaba a esa distancia, Rejón comenzó a recibir “candela”, retrocediendo, o yendo hacia adelante, cometiendo el error, que arrastraba desde rounds atrás, de no hacer fintas y de no mover la cintura, lo que lo hizo blanco del tapatío.
Empero, el yucateco no aprovechó la oportunidad, se quedó como el “chinito” “milando, milando” y le dio a Ruelas, en esos dos segundos, la oportunidad de recuperarse y dejó ir la oportunidad de caerle con todo y descontarlo, dejando ir, quizás, un final de película, por la posibilidad que habría tenido de acabarlo.
Lo que es un hecho, es que Zaíd aprendió en esta pelea, lo que no había conocido en 12 pleitos previos y confirmó que es una sólida promesa, no de Max Boxing, ni del boxeo yucateco, sino del pugilismo mexicano en la división de los plumas.
Al hijo de Luis Rejón y ahijado de Mario Abraham le falta por aprender, pero sobre todo lona y más rivales como el de esta noche, aunque de manera gradual, pues después de este pleito deberá de tener uno o dos combates, no con bultos, pero sí a modo, para mantenerse activo y seguir agarrando experiencia.
“EL PETROLERO” ECHÓ LUMBRE
Una auténtica fiesta de fuegos artificiales, los más encendidos del campechano, quemaron las gargantas de los presentes que no dejaron de gritar durante los nueve minutos de acción en los que Salazar tiró con todo, pero con menos frecuencia ante un tanque de guerra que iba por él y que logró imponer el ritmo de las acciones.
Yendo siempre hacia adelante, recibiendo, pero tirando más y con mayor potencia, el ahijado de Francisco Calderón y apoderado por Mario Abraham, se fue adueñando de las acciones y si bien nunca fue su pleno propietario, a partir del segundo episodio marcó la diferencia.
Más veloz, con mayor potencia, Patrón fue venciendo la resistencia del tozudo, pero de estilo propicio para recibir castigo Salazar que, como fuera, no dejó de lanzar golpes.
Para su mala fortuna, Dénovan nunca se ha caracterizado por tener pegada y ello, aunado al aguante de Patrón, le dejó a este la escena para sacar la mejor parte.
Al inicio del cuarto episodio, Salazar y su manejador Abraham “Baloo” Falcón, viendo el escenario que restaba (faltaban cinco rounds) y seguramente ya muy golpeado y lastimado (traía además unas vendas medicinales en el costado derecho), decidió claudicar.
Así, Salazar sufrió el primer nócaut de su carrera, luego de 20 peleas, nueve de ellas ganadas, nueve perdidas (ahora son 10) con dos empates y solo dos “cloroformos”.
Patrón mejoró a nueve pleitos, todos ganados, siete de ellos por la vía del costalazo y se va ratificando como un gran prospecto del boxeo peninsular y particularmente de Campeche, o mejor dicho, de Ciudad del Carmen (para que nuestros amigos carmelos no se encabriten)…(ampliación en breve).