La Huesuda, con su guante y careta, llegó al Kukulcán, ¡vaya treta! Buscaba al “Güero” Gastélum, sin clemora, pues su fama de campeón ya era de ahora.

De los Pericos de Puebla él venía, con trofeos y gallardía. A los Leones, dos veces los dejó fuera, ¡la afición rugía y hasta lloró la fiera!
La Flaca, en el dugout, con ojo astuto, vio al Checo, tan sereno y absoluto. “Con 47 añitos, ¡qué chaval!”, le dijo, “¿Serás el mánager que al fin haga un prodigio?”
Erick y Juan José, con gran fe le entregaron el timón del barco que naufragó en 2024 y 2025.
“Un sexto título, Checo, es la misión, ¿serás tú la pieza de esta ecuación?”
El “Güero”, con su gorra bien puesta, pensó en el béisbol pequeño, en la gesta. La Muerte, con sonrisa de pícara, a un lado, dudaba si el león sería domado.
“Aguerrido, estudioso, con gran corazón”, murmuraba la Parca con cierta emoción. “Pero el béisbol es capricho y travesura, ¿o acabará tu equipo en la sepultura?”
Y así, con la guadaña en alto, la Calaca, dejó al “Checo” pensando en la barraca. Los Leones rugían, el estadio vibraba, ¡si será campeón o si la Muerte lo clavaba!







