La calaverita y la huesuda buscaron a Armín Lizama, mas no lo hallaron
En campos y pistas, la flaca llegó, Buscando a Armín, que al deporte elevó. Con su bigote y temple de campeón, Movió el esqueleto en cada rincón.

De herencia nula y un desastre, un trago amargo bebió, pero Armín, sin chistar, tomó el encargo.
Yucatán subió, ¡qué gran proeza!, Dos escalones, ¡adiós a la pereza calinesca!
Los “zopilotes” volaban sin cesar, Murmurando su salida, queriendo fastidiar. Pero el Gobernador “Huacho”, con ojo avizor, Vio los resultados, ¡y a volar, por favor!
La Muerte, envidiosa, quiso su puesto tomar, “¡Con esa energía, el deporte voy a animar!” Mas Armín sonrió, con su estilo jovial, “¡Aquí sigo firme, la calaca, ni un vital!”
Así que Armín Lizama, ¡qué gran director!, Demostrando que con ganas, se logra lo mejor. La Flaca se fue contenta, con un buen sabor, ¡Y el deporte en Yucatán, de victoria en flor!







