Mérida.- Durante el festejo por sus 60 años, Julio César Chávez, soltó lágrimas y no sólo por los múltiples momentos buenos que ha tenido en su vida.
Esas lágrimas eran por la que quizás ha sido la pena más grande de su existencia: sus hijos.
De acuerdo con el diario El Universal, Chávez lamentó al borde del llanto en una entrevista para ESPN, el terrible mal que le causaron las adicciones y cómo ellas han ganado la batalla también con sus hijos, quienes batallan para superarlas.
“Ha sido muy difícil porque siempre luché contra mi adicción. Desafortunadamente mis hijos siguieron los patrones de su papá y para mí ha sido muy difícil.
“Tener a mi hijo Julio en un centro de recuperación para mí es muy triste. Siempre que hablo de ellos lloro porque sé que están pasando momentos muy tristes y difíciles, pero siempre voy a estar ahí para ayudarles, para salvarles la vida”, dijo.