Mérida.- Bendito sea Jehová mi roca. Quien adiestra mis manos para pelear. Y mis dedos para la guerra. Salmo 144: 1.
Con ese lema en su pantaloncillo y una perfecta preparación física, enormes, sensacionales recursos técnicos y gran táctica, el chamaco Pablo Peraza Cardós lanzó su candidatura a ídolo al vencer en toda la línea y obligando a permanecer en su banquillo al ligeramente favorito vallisoletano Iván Rosado al que torturó boxística y psicológicamente durante siete rounds y unos segundos del octavo, para derrotarlo por nócaut efectivo.
“Pablito” se trajo una nutrida porra, pero ese grupo se convirtió en un “orfeón” que terminó apoyándolo y aplaudiéndolo por la magistral, casi perfecta actuación de boxeo que le regaló a unas 500 personas en el Centro Internacional de Convenciones Yucatán SIglo XXI, donde el joven estudiante de Leyes y creyente del cristianismo se presentó y mostró como una gran promesa del boxeo yucateco.
Peraza se mereció todos y cada uno de los miles de aplausos batidos en su favor (y creemos que hasta quedaron a deberle) y que no fueron más que un justo reconocimiento no a su clarísimo triunfo, sino al ritmo y recursos boxísticos que mostró y que, seguramente, más de uno de los asistentes no había visto en su existencia.
Su bagaje técnico, físico, táctico, acompañado de determinación, valentía y una vertiginosa, endemoniada velocidad (reñida con su credo) lo llevaron con su fe en Jehová, por delante, montado en “Caballo de Hacienda” hacia la mejor victoria de su carrera y que fue un magnífico colofón a la brillante función que presentó Max Boxing.
Paradójicamente, el “Rojo” Peraza, miembro de Armor Box, le ganó al rival de la esquina “roja”, apoderado por Max Boxing, la promotora del evento.
Pero ello no creemos haya hecho mayor mella en la promotora más activa del sureste, sino que la confirmó como una empresa seria que presenta peleas parejas, con garantía de alto nivel, sea cual sea el resultado.
Y el resultado de esta noche fue un claro triunfo de Peraza, que tras darle una cachetiza a Rosado, durante siete rounds, lo “venció” psicológicamente, para dejarlo sentado en su banquillo, donde escuchó los 10 segundos de rigor del réferi Mario “Bigotes” Mena.
Fue una pelea de un solo lado, aunque el otro, a su manera, trató de hacer lo suyo, siendo disminuido gradual, pero sostenida y seguramente por el boxeo de tintes preciosistas del a la postre ganador, que mejoró su invicto a 10-0-0 con seis éxitos antes del límite.
Pero las cosas no empezaron del todo bien para el ahijado de Emmanuel Alcántara Heredia, quien tras soltar sus primeros bombazos, recibió un golpe cortito del de Valladolid, para caer sentado un instante, tras lo cual solo duró un segundo, para reincorporarse y regresar para imponer su ritmo y darle una serie de “guajoloteras” a Rosado, que le dejaron, creemos, pajaritos volando alrededor de su cabeza.
Peraza se desconcertó solo los ocho segundos que el Ing. Mena le contó, pero no se salió del guión que su manejador Ariel Fontanils le tatuó en la mente desde semanas atrás y siguió en lo suyo, para darle una avasalladora cátedra de Grandes Ligas.
Y en ese inter, Peraza sacó su batuta, se puso la toga y el birrete, para sorprender y emocionar a los asistentes con esos desplazamientos, cual si estuviera en una alfombra mágica, en la que iba y venía repartiendo candela al de la tierra de las longanizas.
Sus cambios de perfiles, sus fintas, incluso con los hombros y el rolling, ohh, ese rolling (movimiento giratorio de la cabeza para quitarse golpes) que él sacó del museo del boxeo, fueron la cereza del pastel, cuyas velitas terminó de soplar a los poco más de 10 segundos (el réferi Mena reconvino a Peraza para situarse en un sitio propicio) del octavo y último round de esta pelea en peso súperligero.
La derrota dejó el récord del vallisoletano, quien también peleó de zurdo, en 9-2-2 con cinco puestos fuera de combate. Su carrera sufrió un duro freno, pero debe quedarle cuerda para seguir en el camino del boxeo.
Tras el anuncio dado por Félix “Osama” Zapata, Peraza no pudo contener toda la emoción atesorada en su interior y soltó el llanto de felicidad que mereció a su esfuerzo, pero principalmente a la dimensión del mismo, mientras era felicitado por su mentor cubano, su señor padre y vitoreado por su apoderado Emmanuel Alcántara.
“EL COLORADO”, EN PLAN GRANDE
Zaíd “Colorado” Rejón se confirmó ya no como un novato, sino como un prospecto, al ofrecer una magnífica exhibición ante un tremendo rival como resultó el veracruzano, radicado en Mérida, Alejandro “Gitano” Morales (7-3-1 4 kos), quien le dio problemas al inicio y se portó macho en su derrota por decisión unánime en ocho rounds en peso pluma.
El “Colorado” (13-0-0 7 kos) ganó y lució ante un rival que lo nulificó con una buena defensa (algo inusual en el “Gitano”) en los dos primeros rounds, en los que sin hacer mayor daño, se vio mejor que el yucateco.
Pero ya para el tercero, empezó a resolver el problema que le planteaban y con velocidad de manos conectaba ya de manera más frecuente y sólida a un Morales que respondía convirtiendo el pleito no en una pelea sorda (de acción enloquecida), pero sí de constante intercambio de dos buenos boxeadores y no de tiragolpes.
Hacia el quinto episodio, Zaíd definió el rumbo de la pelea al conectar cortito a Morales, para mandarlo boca abajo, desarticulado, de donde el valiente “Gitano” se levantó para seguir sin mayores problemas el pleito.
Recuperado del pesaje que pareció mermarlo en exceso, Morales fue hacia adelante, pero no pudo imponer su agresividad contra el “Chac” (Colorado) que nulificó sus acometidas y lo conectó de manera suficiente para no dejar duda alguna de su superioridad.
Como en el caso de Peraza, las votaciones fueron unánimes para el boxeador yucateco que sigue firme en una ruta que debe conducirlo a éxitos resonantes en el pugilismo.
LOS LOBOS, BIEN
Por su lado, el “lobo mayor”, Hafit Talavera venció por la vía de la decisión unánime en ocho vueltas en peso súpergallo, al duro y valiente oaxaqueño Francisco Hernández, al que pareció consentir un poco y permitirle llegar con vida al otro extremo del pleito.
Hafit ganó bien, ante un rival que respondió, que no se dejó, pero que parecía podía haber cedido si el “licántropo” hubiera “apretado” un poco más.
Lo que mueve a pensar es su falta de instinto asesino, pues en al menos en una ocasión parecía haber lastimado al oaxaqueño y no se le fue encima para acabarlo y, bien, o no se dio cuenta, o no le importó y lo dejó seguir.
El chamaco Talavera mejoró su aún incipiente marca a 11-0-0 con 3 kos, mientras que el paisano de Benito Juárez se quedó con 8-6-1 3 kos).
Su hermano, Áxel (11-1-0- 2 kos) derrotó por la misma vía, también en ocho rounds, pero en minimosca, al también istmeño y paisano de Rufino Tamayo, Diego Velasco (7-2-0 1 ko), haciendo más de lo necesario para vencerlo en una pelea de ritmo similar a la de Hafit.
LAS DE ABAJO
A seis rounds en minimosca, el vallisoletano Russell Acosta (7-0-0 4 kos) derrotó con un sin fin de apuros al capitalino, Jorge “Lagartijo” Sánchez (3-1-1 1 ko), para quitarle el invicto.
Una caída en el segundo round, mediante un cruzado cortito a la cabeza del “reptil” lo puso con una rodilla en la lona y eso ayudó al yucateco.
Pero más lo ayudó, creemos, fue el rigorista punto que el réferi Manuel Alberto Dzib Pech (según la programación de réferis se trata de él) le quitó en el último episodio, para forzar la balanza hacia el yucateco.
La pelea, para nosotros, con todo y el descuento debió ser un empate, pero si no hubiera sido por ese desacierto del novel réferi, debió ser para el “tolokito” por un solo punto. Eso sí, no fue un robo, no puede serlo en una pelea cerrada.
En súpermosca, Jarol “Maravilla” Cervera (5-0-0 2 kos), derrotó al estoico y bravo, pero ineficaz Óscar Cob Tun (1-4-0 0 kos), que soltó e hizo todo lo que pudo, pero se vio superado por la velocidad y mejor boxeo de su victimario que le forzó un conteo.
En lo que fue la pelea de estreno como réferi de Josué “Banano” Escalante, quien se vio bien, Cervera marcó la diferencia desde el primer round al casi tumbar al “expreso” chaparrón, que por su físico nos recuerda al choluleño de la década de los 90´s Jorge “Cuervito” Novelo, compañero de cuadra de Santiago Méndez (quepd).
Cob Tun no llegó al suelo, pues fue contenido por las sogas, por lo que el “Banano” le contó, acertadamente, los ocho segundos de protección. Lo que ni no pudimos ver con precisión fue si la ida a las cuerdas de Cob fue por golpe, o por empujón, pero Escalante estaba más cerca y en mejor ángulo.
El triunfo de Jarol Cervera fue a los ¨38 del tercer episodio, luego de una herida en el puente de la nariz de Cob, que por recomendación médica le impidió seguir. Fue un nócaut técnico.
En tanto, el sinaloense Jesús Zazueta (9-6-1 7 kos), como anticipamos, la tuvo más complicada de lo que le habría ido con su rival original, Rubén Estrella y en un gran pleito de muy alto nivel boxístico, con mucho oficio, cayó al final del tercer episodio ante el mexiquense Jorge “Batalla” Martínez, en súperligero, a ocho vueltas
Zazueta se dejó ganar el terreno corto por su colmilludo rival, que con mucho oficio fue metiéndose a la distancia de su mucho más largo oponente que, así le soltó golpes de todo calibre, entre ellos, uno a los “huérfanos”, aparentemente accidental, que pausó la pelea unos dos minutos.
Luego, una herida sobre el ojo derecho del sinaloense, puso más crítica su situación, y tras ello, una recomendación médica lo obligó a quedarse sentado en su banquillo. El norteño aún tenía con qué seguir, pero no tenía caso. Fue una buena decisión.
Por cierto el anuncio fue nócaut en el cuarto episodio, así lo anunció el presentador “Osama”, lo cual no es responsabilidad suya, pues así le dan el veredicto, pero debió haber sido en el tercero, porque la campana nunca sonó para el cuarto round.
Y fue un nócaut técnico, no simple nócaut, porque no hubo conteo y fue por una decisión ajena al derrotado, fue del cuerpo médico de la CBM.
Por cierto, cualquiera de estos dos supone un buen rival para el “Rojo” Peraza, quizás no inmediatamente, pero no en un momento lejano (Ojo Emmanuel Alcántara).
En súpermosca a cuatro giros, Sergio de la Cruz poco pudo hacer ante el bajacaliforniano Jorge Leyva Torres, que con su guardia zurda y estilo frontal, agresivo, pero con buenos argumentos boxísticos, lo prendió en cortito y lo mandó desmadejado, noqueado, en el segundo episodio, a la lona, de donde se paró con muchos “cojones”.
“Cruzito” debió haber sido declarado noqueado en la lona, a donde cayó boca abajo, pero el réferi debutante, Diego Medina esperó a que se levante para declarar el nócaut. El tiempo oficial fue de 2:10 del segundo episodio y fue un nócaut técnico.
“Tan-tan”.