Mérida.- No me queda claro aún quien de los dos fue, si Don Antonio Andere, o Don Jorge “Sonny” Alarcón, o si los dos coincidieron.
Pero no pudo haber mejor circunstancia para generar ese apodo que retrató a la perfección la capacidad de su destinatario.
La fecha, la circunstancia difícil, y la manera en la que ese destinatario resolvió el problema, la ecuación, no dejaron resquicio a duda alguna que era la persona indicada para incorporarlo a su nombre.
Sin pizarrón, pero con la lona como lienzo para plasmar una más de sus lecciones, quizás la más peligrosa que le había tocado en su reinado de entonces 16 meses, Miguel Canto Solís recibía “la toga y el birrete” magisterial de parte de los señores Andere y/o Alarcón para convertirse en: El Maestro del boxeo.
Un 15 de mayo de 1976 ante el rudo japonés, de estilo desordenado, agresivo, Susumu Hanagata Canto fue “investido” como catedrático del boxeo por los más grandes comentaristas del boxeo en la historia, al menos en habla hispana.
Su talento, pero sobre todo su serenidad y temple, para superar y venir de atrás de una herida en un pómulo, causada por un golpe limpio del japonés, y que fue agrandándose en el transcurso, lo pusieron en la vera de subirse él al estrado y mandar a Hanagata a su sillita en el salón de clases del parque de béisbol Carta Clara.
Su habilidad, pero, insistimos, su temple para manejar una situación desfavorable y demostrarle a su rival que el daño era solo cosmético y que no había quebrantado su confianza, causaron, precisamente, el efecto contrario en el japonés.
Viendo que no había logrado gran cosa y que no podía hacerse del control pleno de la pelea, el ex campeón del mundo (Hanagata lo fue en la versión de la AMB) poco a poco fue desanimándose y cayó en el ritmo de Canto, quien lo boxeó y contragolpeó para llevarse la pelea.
Andere y Alarcón así lo percibieron y esa noche del 15 de mayo, en su cuarta exposición, que resultó defensa, “rebautizaron” a Canto, como “El Maestro del Boxeo”.
Y a partir de esa noche del 15 de mayo de 1976, lo fue para siempre.