Julio César Chávez y su paso por Yucatán
Mérida.- Ya se sabía que no andaban en los mejores pasos, pero lo sucedido días atrás con el infinitamente polémico “Julito” terminó de eliminar las conjeturas de sus vínculos con el lado obscuro de la sociedad, para confirmarlas como una realidad.
Lo que sucedió en Studio City, California fue el derrame de la lava de un volcán de problemas y delincuencia del que los Chávez González y Chávez Carrasco son solo parte ínfima de algo que las autoridades mexicanas han consentido desde hace unos 50 años y que la sociedad ve como algo “normal”.
Su vinculación con ese mundo, podría decirse inherente por el sitio en el que nacieron y forzada por la condición estelar del padre, inició desde la década de los 80´s.
En Yucatán, salvo un suceso, el paso de los Chávez no fue realmente problemático.
La primera vez de Julio César Chávez en Yucatán
La primera vez que los yucatecos tuvimos contacto en nuestra tierra con el gran campeón mexicano, como el enorme presentador Jimmy Lennon lo “rebautizó”, fue el viernes 14 de marzo de 1997.
A eso de las 18:0 horas llegó un avión de Aeroméxico, del que descendieron ilustrísimos personajes de la fistiana mexicana.
Entre ellos venían, ni más ni menos, que el Presidente del CMB, el sr. José Sulaimán, y otros caballeros como él.
Entre ellos estaban Raúl “Ratón” Macías Guevara y el hombre que más sabe hasta este día de historia de boxeo en el mundo: Víctor Cota León.
Otros en el grupo eran Daniel Zaragoza, y muchos, muchos más que asistirían un día después en el Hotel Hyatt, a un merecidisísimo homenaje a los señores William Abraham Dáguer y Miguel Ángel Canto Solís.
Y, claro, entre ellos estaba Julio César Chávez.
Llegó ya sin los blasones de campeón mundial (el cetro mundial súperligero lo había perdido, ya para siempre, en junio previo ante Óscar de la Hoya), pero tenía aún la más dulce miel de la fama que atraía a todo aquel que lo viera en México y en el mundo.
Compartió el elíxir de Baco
Chávez convivió bien con todo mundo y con quien esto escribe tuvo un pasaje curioso y hasta simpático.
Agobiado por el calor (con todo y aire acondicionado) y para no ser fotografiado bebiendo, le pidió a quien esto escribe que le diera el “xix” (resto en maya) de su vaso de jaibol, para beberlo de un trago.
El “campeón” dejó todavía unas gotas en el vaso que este periodista bebió con avidez, para que algo de la grandeza del sinaloense permaneciera en sus células por siempre.
Seguidamente, guardé el vaso en mi saco y cuando el sr. Cota preguntó por ese bulto en mi atuendo, saqué el vaso y le expliqué que contra mi costumbre, lo llevaría a mi casa para bicelarlo e inscribirle la leyenda: “Aquí bebió Julio César Chávez, 15 de marzo de 1997”.
“Y yo que pensé que no había alguien más loco que yo” río Cota León, acompañado de su colega y muy amigo, Eduardo Amer y del reportero del Ovaciones, Ángel Peña.
Chávez estuvo a la altura y departió, entre otros, con el réferi Mario “Bigotes” Mena, Carlos Calín Castro y con la Comisión de Boxeo en pleno, encabezada por Víctor Salomón Lixa.
Horas antes, tuvo una encerrona con sus colegas yucatecos en el ya desaparecido bar “La Carmelita”, operado por José Baquedano, donde bebieron y la pasaron muy bien.
Primera y única pelea de un Chávez con un yucateco…sobre el ring
La familia Chávez tuvo su siguiente “encuentro” con Yucatán 10 años después, cuando el más joven de la dinastía, Omar, enfrentó en Cancún, el 31 de marzo de 2007, en Cancún, al también bisoño Óscar Sánchez.
El “Carterito”, que era el apodo con el que el vallisoletano Sánchez subía al ring, solo recibió un golpe, pero fue un verdadero “pvtazo” pleno al rostro, que lo mandó desmadejado a la lona para sufrir su tercera derrota y tercer nócaut en tres salidas.
Para Chávez era su segundo nócaut en su segunda pelea profesional.
Poco más de un año después, el propio Omar Chávez fue protagonista, en Mérida, de un suceso que marcaría el porvenir del boxeo en Mérida en el inicio del presente siglo.
“Omarcito”, como su papá y los medios le decían, protagonizó en esta ciudad la pelea estrella de la función con la que Max Boxing debutó en la promoción pugilística el 27 de septiembre de 2008.
Estando su padre en la zona técnica, bien acompañado por una dama de kilométricas y muy abultadas piernas, el menor de los Chávez definió su rivalidad con el llamado “Chambelán” veracruzano, Miguel Hernández.
Con Hernández había tenido dos pleitos con resultados polémicos, como muchos de los que tendría en su carrera que parecía más prometedora que la del ahora prófugo “Julito”.
El de Mérida no lo ganó fácil, pero sí sin dudas para acabar con las habladurías, críticas y hasta risas que generó en los dos primeros pleitos.
Chávez papá correteando a un cristiano en el Centro de Convenciones
Algún tiempo después, en una de las constantes visitas de “Papá Chávez” a Mérida, un suceso, luego de una función dejó un muy mal sabor de boca.
Sucede que después de la función, en el Centro Internacional de Convenciones Yucatán Siglo XXI, “Don Julio” tuvo un desencuentro con un fan.
Y todo terminó cuando lo correteó por uno de los pasillos de ese recinto, no precisamente para firmarle un autógrafo, sino para lo que usted ya imagina.
Afortunadamente, nada pasó a mayores, porque Chávez sr. no era propiamente un maratonista y su “contraparte” ya estaba llegando a Progreso, sacando chispas a su calzado, luego de sentir el aliento del sinaloense en su nuca.
Con los políticos
Más recientemente, el 24 de julio de 2023, Chávez sr. visitó en esta capital al entonces alcalde y frustrado candidato a la Gubernatura, Renán Barrera Concha, con quien habría acordado algún proyecto de fistiana relativo al municipio meridano.
Nada pasó, finalmente, por las razones que todos conocemos en Yucatán y que dejaron a Barrera “fuera de cualquier jugada”.
Hace unos días, apenas el mes pasado, el 3 de junio, Chávez estuvo en Mérida por enésima vez y se dejó ver en el Palacio de Gobierno.
Allá habría sostenido una reunión con el gobernador Joaquín Díaz Mena, siempre por el tema del boxeo.
Ahora, no se sabe qué pasará.