El “Zurdo” Ramírez se impone por decisión unánime a Yuniel Dorticos y retiene los cinturones del peso crucero
Anaheim — Gilberto “Zurdo” Ramírez rara vez deslumbra cuando pelea.
Simplemente trabaja duro, aguanta lo que su oponente le lanza y mantiene el rumbo.
Esa fórmula le ha valido al mexicano de 34 años títulos importantes en dos divisiones.
Y volvió a funcionar contra Yuniel Dorticos en el Honda Center el sábado por la noche.
El “Zurdo” Ramírez fue de menos a más para derrotar al cubano Yuniel Dorticos en Anaheim
“El Zurdo” tuvo un comienzo lento, hizo ajustes y logró una victoria por decisión unánime que le permitió retener sus títulos de peso crucero de la OMB y la AMB.
Dijo que simplemente “siguió su plan”.
“Mi oponente fue duro”, dijo Ramírez en inglés. “Simplemente hice lo que hice, mi trabajo. Eso es todo”.
Ramírez (48-1, 30 KOs) sufrió la peor noche de su carrera en noviembre de 2022, cuando perdió por una decisión desigual ante el campeón de peso semipesado de la AMB, Dmitry Bivol.
Sin embargo, el hábil ex campeón de peso supermediano, que nunca había conocido la derrota, se recuperó bien tras subir al peso crucero.
Superó con facilidad en las tarjetas al excampeón Joe Smith Jr. diez meses después, hizo lo mismo con Arsen Goulamirian para ganar el título de la AMB el año pasado.
Luego, añadió el cinturón de la OMB al derrotar a Chris Billam-Smith por decisión unánime en noviembre.
Un cubano diferente a sus adversarios previos
Sin embargo, Dorticos (27-3, 25 KOs), un excampeón de la FIB, no se parece en nada a esos tres boxeadores.
El corpulento cubano de 39 años fue una estrella en uno de los mejores sistemas amateur y trasladó ese éxito al profesionalismo, donde también se dio a conocer como un gran pegador.
A eso se enfrentaba Ramírez.
Dorticos tuvo a Ramírez contra las cuerdas en los primeros asaltos, acorralándolo y empujándolo hacia las sogas en varias ocasiones.
Ahí es donde el aspirante hizo más daño, conectando muchos golpes de castigo.
E incluso cuando Ramírez se dio cuenta de que necesitaba evitar las cuerdas, Dorticos a menudo se llevaba la mejor parte de los intercambios en el centro del ring.
Al menos hasta el sexto o séptimo asalto.
Ventaja gradual
Fue entonces cuando Ramírez comenzó a imponerse más, a menudo anticipándose a los golpes de su oponente, soltando más las manos y conectando los golpes más limpios en la segunda mitad de la pelea.
Dorticós todavía tuvo buenos momentos, pero Ramírez había tomado el control.
Las cosas se pusieron feas en el décimo asalto. Dorticos había sido advertido dos veces por golpes bajos.
Pese a ello, lanzó una serie de ellos inexplicablemente, lo que le costó un punto; quizás una señal de que estaba cansado o frustrado… o ambas cosas.
Ramírez continuó dictando el ritmo en los dos últimos asaltos, manteniéndose más activo que el aspirante, conectando golpes más vistosos y sin recibir muchos golpes limpios a cambio.
Cuando sonó la campana final, parecía que Ramírez había hecho más que suficiente para retener sus títulos.
Y así lo vieron los jueces. Dos la puntuaron 115-112 (siete asaltos a cinco), mientras que el tercero la vio 117-110.
Próximo desafío, mucho más complicado
El próximo desafío de Ramírez podría ser mucho más difícil.
Se le preguntó si tiene la mira puesta en el campeón de la FIB, Jai Opetaia, un talentoso boxeador australiano muy completo y una estrella en ascenso.
Respondió afirmativamente.
“¿Es esa la pelea?”, se le preguntó.
“Sí, esa es la pelea que quiero”, respondió. “Soy el rey”.
“¿Qué mensaje tienes para él?”
“Asegúrate de conseguir mi número de teléfono y llámame”, dijo. “Y prepárate”.