Miami.- El mexicano Rafael Espinosa hizo bueno su apodo de “Divino” y en la noche de su vida, vino de atrás en una pelea en la que tenía un pie y las tres cuartas partes del otro en el “país del nócaut”, para vencer y destronar como campeón mundial de los plumas al cubano Robeisy Ramírez, al que desfondó en los últimos momentos del pleito. para derrotarlo por decisión mayoritaria.
Así, de manera “Divina”, el oriundo de Guadalajara, Jalisco, se trepó al trono de los plumas de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) con una determinación que le permitió venir de una caída en el quinto episodio la que evidenció estar totalmente noqueado.
El réferi le perdonó el nócaut técnico al mexicano, tras caer inicialmente, luego de un gancho de derecha, del que, tras levantarse, volvió a caer desmadejado sobre las cuerdas.
Él tercero sobre la superficie no lo sabía aún, pero había avalado la continuación de una de las mejores peleas del año en todo el mundo y la saga invicta y con rumbo al título del mundo del norteamericano.
Espinosa comenzó bien la pelea, dominando su primer tercio de manera ligera, pero indudable, con base en su boxeo de distancia, gracias a sus cerca de 20 centímetros de ventaja en altura, sobre el cubano.
Golpes, aparentemente poco potentes, pero relativamente constantes, lanzados a la distancia, ante la pasividad del cubano, le permitieron al tapatío tener esa exigua ventaja.
El laureado ex internacional cubano tiraba pocos, pero potentes golpes que parecían no hacer gran mella en el retador que, de súbito evidenció que sí le podían hacer gran daño.
Así, en el quinto episodio, al retroceder e irse hacia las cuerdas, en un descuido y error técnico, no tiró golpes al caminar hacia atrás.
Además, dejó un hueco en su guardia, justo cuando estaba al alcance del cubano, quien no se la perdonó y le conectó un gancho de derecha que lo mandó desmadejado al tapiz.
Sacando fuerzas de su testosterona y determinación por ganar el título, Espinosa se levantó y en un efecto dramático de la caída, se fue al otro lado del ring, rebotando contra las cuerdas.
Sin duda alguna, el mexicano estaba noqueado en pie, su físico estaba fuera de combate, pero su mente y corazón estaban al mil por ciento.
Salvado por la campana en ese episodio, aún “tocado”, Espinosa sobrevivió un sexto acto nada fácil, para, comenzar a subir de nuevo la cuesta con su boxeo a distancia, de golpeo constante, pero poco potente en sus efectos inmediatos.
Así, al llegar a los dos últimos episodios, con el pleito parejo, quizás, muy levemente del lado del retador, éste buscó más con deseos que con efectividad llevarse lo que restaba.
Cansado como el cubano, pero con la determinación aún en su mente, pero sobre todo en su corazón, Espinosa echó lo que le quedaba y hacia el final del último episodio, tal como a él le sucedió en el quinto, derribó, tras acosarlo, a Ramírez.
No tan lastimado como el mexicano estuvo, pero si “tocado”, el cubano tuvo la suerte de que el episodio y la pelea acabaron, pero no la suficiente en la suma de los puntos.
Empero, todo quedó en calma, cuando el anunciador dio a conocer el fallo que favoreció al nuevo campeón con puntuaciones de 113-113. 115-113 y 115-111.
Espinosa llegó a 22-0 con 18 kos, mientras que el cubano quedó en 13-2-0 con ocho puestos fuera de combate.