Santiago.- De estar retenidas y en potencial peligro de muerte, atrapadas en el intercambio de metralla entre israelíes y palestinos, las yucatecas Julia Gutiérrez, Adirem Tejeda y Dalia Alcocer salieron hoy, también de la prisión de la incertidumbre al conocer su destino con rumbo a los Juegos de París 2024.
Y es que esa incertidumbre no de convirtió en tristeza o desazón, sino en felicidad y júbilo, por haberse convertido, junto con sus otras compañeras del equipo mexicano de gimnasia rítmica, en las primeras en la historia del país norteamericano en calificar a una justa olímpica de esa modalidad gimnástica.
Al ganar la plata en los Juegos Panamericanos de Santiago, todas ellas recibieron, aquí mismo y desde su país, miles de aplausos que las impactaron hasta hacerlas llorar de felicidad y no de miedo, como las balas que las amenazaban días atrás en Telaviv .
El equipo mexicano comenzó su participación en el All-Around con los aros el miércoles. Frente a un público que las ovacionaba, se notó lo mucho que disfrutaron hacer su rutina con movimientos suaves delicados, lo que les valió una buena calificación en la primera ronda.
Llegó el jueves y era el momento clave, fueron el penúltimo equipo en pasar. En la sala de prácticas, los nervios y la concentración se podían sentir desde lo más alto del recinto.
“A continuación, México”, se escuchó en el altavoz, al tiempo que algunos miembros de la delegación Mexicana gritaban y ondeaban banderas.
La confianza estaba plena en las tricolores, pero bien sabían que no dieron su mejor rutina, fallando en algunos movimientos técnicos.
Con caras de preocupación se fueron a la sala de prácticas para esperar el resultado. Aún faltaba un equipo por pasar y esto podría arrebatarles la ilusión de unos Juegos Olímpicos.
Con 61.750 puntos se quedaron con la Plata y el cupo a París 2024, debido a que Brasil, el Oro en la competencia, ya había obtenido su boleto a los próximos Olímpicos.
Ellas mencionaron que vivieron días de terror, pero gracias a ayuda profesional lograron salir de ese trago amargo con un largo vuelo hasta América.
Hoy, las tres yucatecas junto con Ana Flores y Kimberly Salazar ya escribieron sus nombres, con letras doradas, dentro del deporte mexicano.