Mérida.- El cancunense Miguel “Alacrán” Berchelt reaparecerá esta noche, tras una ausencia de cerca de dos años en los cuadriláteros y lo hará ante un rival al que, erróneamente, muchos dan por sentado que superará fácilmente.
Y aunque en los hechos así, eventualmente podría suceder, la lógica apunta a que el argentino Diego “Profeta” Ruiz no viene a tirarse a las primeras de cambio.
Es un tipo con mucha “cancha” a lo largo de sus 32 peleas, que ha peleado, repetidamente, en escenarios lejanos a su muy bello país e incluso en el Luna Park (la arena más importante de Latinoamérica) y que no ha de padecer pánico escénico.
Ciertamente, cederá ventaja en peso, pues recientemente ha combatido en peso súpergallo y en pluma y ahora lo hará, al parecer por vez primera, en ligero, división en la que el quintanarroense ha peleado desde 2020, con excepción de cuando perdió el cetro mundial súperpluma, ante Óscar Valdez.
Pero su experiencia internacional, recursos boxísticos, pues no es mal púgil y posee técnica, para defenderse y para atacar, lo que hace muy bien en terreno corto.
Es, precisamente allá, cuando puede ser muy peligroso, pues tiene mucho a los clinches (abrazos) y sabe emplearlos muy bien para cansar a su rival y para hacer uso de las malas artes.
Si Berchelt llega a la pelea en óptimo estado físico (todo parece ser que así es) y con la asesoría de su manejador Alfredo Caballero, debe tener la inteligencia de no dejarse llegar al terreno corto por el argentino, quien quizás no lo derrote, pero sí pueda hacerlo ver mal.
Esa, creemos, después de ganar, debe de ser la apuesta del peninsular, impedir que en el día del eclipse, le eclipsen su regreso a los cuadriláteros y que la noche sea agridulce para él con un triunfo deslucido.
Ello, porque boxeadores como el “che”, a pesar de no haber sido jamás estelares, no sólo no están mancos, sino que se las saben de todas todas y pueden aguarle la fiesta de su retorno, a pesar de salir derrotados.
Habrá que ver qué sucede.