Mérida.- Parece que fue ayer.
Era una pelea interesante, más por el morbo, que por lo deportivo.
La lengua de Héctor “Macho” Camacho se había movido más en los años recientes que sus relampagueantes combinaciones y su pierna derecha que, como buen zurdo, le abría el paso a sus contragolpes.
El objetivo de ese su apéndice bucal había sido Julio César Chávez a cuya imagen traía por la calle de la amargura, algo similar, por no decir idéntico a lo acontecido 11 años atrás, allá mismo en Las Vegas con Wilfredo Gómez y Salvador Sánchez.
Y como sucedió en 1981 en esa misma ciudad, aunque en un distinto escenario (El Pavillion del Caesar´s Palace), pero con una dosis menor de humillación, Chávez le ganó de manera amplísima a un Camacho, cuyo propósito fue, no ganar, sino no ser noqueado.
Al serle levantada la mano en el Thomas & Mack Center, el mexicano se ratificó como la máxima figura del boxeo mundial de aquella época,
La pelea paralizó a todo México, hasta el momento en que la televisión comenzó a transmitirla ya en horas de la madrugada del domingo 13.
Hoy se cumplieron 30 años de esa pelea que terminó siendo de un lado y confirmado las presunciones de los que sabían, de que Chávez iba a vencer a Camacho.