Cancún.- El yucateco Denovan “Tímido” Salazar no hizo honor a su apodo y desprovisto de indecisión subió al ring a ofrecer una pelea incisiva, determinada, en la que dio la mayor cantidad de golpes para ganar. no de calle, sino de avenida, un combate que se antojaba complicado ante un prospecto invicto que no pudo con el de Mérida y se dejó “comer el mandado”.
A final de cuentas, cientos de aficionados presentes el sábado pasado en la explanada de una agencia automotriz ubicada sobre la Avenida Kabah, esquina con Chichén Itzá de esta ciudad lo vieron ganar, al igual que uno de los jueces, mientras que otros dos contribuyeron a mantener el invicto de Juan José “J.J.” Viveros al darle su regalo de Navidad con 20 días de anticipación, declarando la pelea un empate tras ocho rounds de “pleito” de un solo lado.
Entre mentadas de madre, gritos de rateros y hasta sillazos, los asistentes reprobaron el veredicto que no perjudicó al yucateco, sino al “vencedor”, exhibido por Salazar en una transmisión por redes sociales que evidenció la mala fe que le permitió seguir “imbatible”.
Salazar, un calador que no logró gran cosa en su ya dilatada carrera, pero que siempre ha sido un digno oponente, empleó su decisión, sus deseos de ganar, pero adicionalmente su oficio boxístico que suplió a sus limitadas capacidades técnicas, para superar y por momentos superar al cancunense.
El yucateco salió desde el primer round por todo y así lo dejó de manifiesto al ganarle la iniciativa y la intención ofensiva a Viveros, quien optó por retroceder, pero sin contragolpear, sin tirar golpes, buscando, principalmente, evitar daño, pero sin causarlo.
Quizás un jalón de orejas en la esquina lo hizo tirar más golpes a partir del quinto episodio, pero las acometidas del de Mérida lo enviaron de nueva cuenta hacia atrás, hacia las cuerdas, done recibió constantes combinaciones que le sacudieron la cabeza.
Y decimos los tres jueces, porque hubo uno de ellos que le dio la victoria por solo dos puntos, cuando esa ventaja debió de ser de siete digitos.
Los solones dieron las siguientes calificaciones: Límber López calificó la pelea 77-75 (el anunciador no especificó en favor de quien), Gamaliel Azcorra; 76-76 y Javier Espinosa 75-77 (tampoco fue precisado para quien votó) para decretar empate,
Viveros, si acaso, ganó un solo episodio y ese fue el séptimo en el que se amarró los pantalones para, por fin, darse “un tiro” con Salazar.
Los jueces, evidentemente, protegieron al cancunense para mantener su racha invicta de (9-0-0). El “Tímido” quedó en 9-9 con dos nócauts a su favor. El réferi Florentino López hizo una buena labor.
Salazar, de haber nacido con un ladrillo al menos en una mano, habría ganado, sin duda esta pelea por la vía del “costalazo”, pero para su mala fortuna, “no pega ni el coronavirus”.
Para él sigue buscar peleas bien pagadas, que se merece ya, más allá de la Península, pues difícilmente pasará de ser un calador, o un rival que sea llevado para complicarle la vida a prospectos como Viveros.