NO TUVO INTERÉS…Y LOS HECHOS LE DAN LA RAZÓN
Manny Pacquiao ganó la faja de Súper Campeón en julio de 2019 cuando venció al estadounidense Keith Thurman, empero, no la defendió desde entonces.
En un comunicado, la AMB, según su regla C.14, dictaminó que los campeones y sus equipos de trabajo tienen la obligación de conocer el reglamento interno del organismo.
Por su parte, la regla C.22-24 reza que cuando un campeón no puede defender el cinturón por razones médicas, legales o de otra índole ajena a su control, puede ser “campeón en receso”.
La parte interesada deberá documentar las razones médicas ante el Comité correspondiente de la AMB.
Mientras que la evidencia de las legales deberá ser del conocimiento del director legal y del Comité de Campeonatos del propio organismo.
Cualquier inconveniente que pudiese presentarse en el proceso “será objeto de una resolución bajo las directrices del reglamento de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB)”.
Sin que medie en el comunicado, podemos decir que esta decisión solo contribuye a confundir aún más el espectro boxístico mundial.
Un espectro que desafortunadamente impera en el mundo y asusta a los verdaderos conocedores y a quienes tienen sentido común.
Ya no solo hay campeones, súpercampeones, interinos, eméritos, franquicia, juveniles, y otros más.
Ahora, por si fuera poco, los campeones no se coronan sobre el ring, sino en los escritorios de los organismos.
El reto, el gran desafío del boxeo y de quienes lo quieren y, sobre todo, lo respetan, es liberarse.
Es decir, es sacudirse el yugo de los organismos (no todos) que hasta ahora lo rigen, anteponiendo sus intereses no ideológicos, sino económicos.
Y hallar un ente que le devuelva el respeto y acate sus cánones más elementales.