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La Habana.- Los resultados deportivos de Cuba, la más grande potencia deportiva Latinoamericana y de habla hispana en la historia, viven una clara caída desde hace al menos 12 años, respecto a los logros de finales del siglo XX e inicios del XXI.
De las 31 preseas logradas en Barcelona 1992 (su récord), hoy, 32 años después y tras una semana de competencias en París 2024, la isla apenas ha asegurado una presea…créalo, o no.
Y esa medalla, por cierto, aún no tiene un metal definido, pues quien la obtuvo, el boxeador Erislandy Álvarez, solo la ha asegurado y tendrá que pelear por el pase al oro, o bien a un bronce.
Aún en Pekín 2008 hubo bonanza. En esos Juegos, Cuba ganó 30 medallas, pero a partir de ahí, apenas ganó 15 preseas en Londres 2012.
Para Río 2016, la cifra llegó a 11, un número que se asemeja a lo conseguido en Montreal 1976, con 13, mientras que en Tokio 2020 sumó 15.
Las causas de la evidente debacle son múltiples, pero los resultados muestran algo más que los problemas en la formación de atletas o su fuga hacia el extranjero: la falta de recursos.
Apenas en febrero pasado, en pleno año olímpico, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Inder) anunció la suspensión indefinida de todos los certámenes “relacionados con el fútbol, ciclismo, softbol, baloncesto y béisbol, de todas las categorías, que estaban programados”.
Ello, debido a “la compleja situación que atraviesa el país con la disponibilidad de combustible”.
Más de la mitad de las áreas deportivas no están consideradas como aptas para ofrecer servicios, luego de que su estado fue evaluado como malo, o regular por el propio Inder
A esto se suma el pésimo estado de la gran mayoría de las instalaciones, pues más de la mitad de las áreas deportivas no están consideradas como aptas para ofrecer servicios, luego de que su estado fue evaluado como malo o regular por el propio Inder.
Ya no hay la misma calidad de deportistas, y los que han destacado dejaron atrás sus mejores años.
Es el caso de los abanderados para estos Juegos Olímpicos, ambos medallistas en ediciones pasadas, Idalys Ortiz y Julio César La Cruz.
Con 34 años, la judoca perdió en octavos en París y anunció su adiós al Olimpismo. El boxeador, por su parte, cayó en su primer combate en la categoría de 92 kilogramos.
Luego de la derrota, anunció que buscará llegar al siguiente ciclo olímpico, cuando ya tendrá, para entonces, 38 años de edad.
Otro caso es el del multimedallista Mijaín López. Busca el oro, aunque ya con casi 42 años (los cumple este mes). Entrará en acción el próximo 5 de agosto en la categoría de los 130 kilogramos de lucha grecorromana y anunció que estos serán sus últimos juegos.
Al menos mil 53 personas, incluidos entrenadores, se han fugado en el marco de certámenes y entrenamientos internacionales en el último decenio.
Algunos han logrado representar a otros países y otros dos conforman el equipo de refugiados para estos Juegos. Suman en total 21.
Algunos de ellos incluso han asegurado medallas. Enmanuel Reyes Pla, quien vivió un periplo para dejar Cuba y llegar a España, ya tiene seguro el bronce.
Lo mismo Loren Berto Alfonso, pero bajo la bandera de Azerbaiyán. Su entrenador es Pedro Roque, uno de los más exitosos técnicos de la llamada Escuela Cubana de Boxeo. Ambos compiten en la misma categoría de La Cruz.
En triple salto también habrá cubanos compitiendo por tres países diferentes. Pedro Pablo Pichardo defenderá los colores de Portugal.
Andy Díaz, doble ganador de la Liga de Diamante, con Italia, mientras por España lo hará Jordan Díaz, gran favorito al título al superar los 18 metros recientemente, la tercera mejor marca de la historia.
Esas carencias estructurales y de atletas reflejan la crisis de los resultados hasta ahora en París. Cuba se perfila para tener su peor actuación en cinco décadas en Juegos Olímpicos, igualando lo conseguido en Múnich 1972, la última vez que sumó menos de una decena de preseas (8).