Mérida.- El veteranazo yucateco, Silverio “Chamaco” Ortiz resumió en una frase la obtención de los varios títulos que logró a lo largo de más de 20 años de servicio en cuadriláteros de tres continentes:
“He ganado cinturones como dice el Chavo del Ocho: Sin querer queriendo.
“Siempre me consideraron como vÌctima, pero dejé mi profesionalismo y mi corazòn en el ring en cada pelea”, dijo el “Chavo del Cráter de Chicxulub”, citado por un comunicado del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
El martes pasado, Ortiz, quien inició su carrera profesional en marzo de 2020 y sostuvo la que hasta ahora ha sido su última pelea en septiembre de 2022, recibió un fajín más.
El cinturón correspondió a 0rtiz, tras su memorable victoria del 27 de abril de 2013 sobre el durisísimo y buen boxeador jalisciense, Armando “Chato” Robles a quien derrotó por clara decisión en el Centro Internacional de Convenciones Yucatán Siglo XXI, bajo promoción de A&T y Max Boxing.
Tras ese triunfo, Silverio parecía estar ya, luego de 13 años como profesional, enfilado a una oportunidad realmente grande, una por una corona del mundo, pero decidió hacer caso a su entonces entrenador (que no mánager), Margarito Lozada y se fue por la libre, sin apoderado que lo “cuide”, ni agente.
Lo que si logró, fue esa importamte victoria que poco más de 10 años después le redituó el cinturón de peso súperligero que se suma a otros que con esfuerzo, valentía y dignidad logró en su prolomgado paso por los cuadriláteros.
La entrega del cinturón fue en la sesión del martes pasado de la Comisión de Boxeo de Mérida (CBM), encabezada por su presidente, José Manzur Argüelles, quien junto con sus compañeros, celebró el suceso.
El de Chicxulub Pueblo dio las gracias al Consejo Mundial de Boxeo por su preocupaciòn de que se haya logrado la entrega, porque afirma que es parte de su historia como boxeador.
Durante su carrera, Silverio no fue considerado el favorito en no pocas peleas cruciales, no obstante nunca dejò de estar preparado para cualquier compromiso emergente que pudiera presentarse y enfrentarlo con profesionalismo, valentía y en más de una ocasión, con éxito.