Mérida.- Gustavo Ricalde Durán, hombre de claroscuros, sin cuya presencia no podría entenderse la historia de los Leones de Yucatán, cumple este día 15 años de haber fallecido, poniendo fin a su existencia y, también, al lapso más largo en el que un yucateco ha poseído al equipo más importante de esta entidad y al más antiguo del sureste de México.
El exitoso empresario murió el 13 de enero de 2008, víctima de cáncer, enfermedad a la que había vencido poco más de 25 años antes en esa misma ciudad estadounidense, a donde regresó para fallecer.
Hombre que hizo fortuna desde lo más bajo, hizo realidad en diciembre de 1993, el sueño de su vida: apropiarse de los Leones, a los que tras años de ser un club de media tabla y aspiraciones modestas, logró hacer campeones 13 años después.
Años antes, un malentendido le impidió comprar al equipo que fue a parar a la entonces Cervecería Yucateca que se quedó con él, luego de que Romeo Magaña Carrillo “tiró el arpa” y lo entregó a la Liga Mexicana de Béisbol (LMB).
Ricalde compró el equipo, pero fiel (eso suponemos) a la estrategia que lo llevó al éxito empresarial, comenzó un lento, pero a final de cuentas exitoso camino hacia la cima de la pelota que lo llevó a vivir tres temporadas de ensueño (2005, 2006 y 2007, la última que vivió).
Fue campeón finalmente en 2006, con el inolvidable batazo de jonrón de Jesse Castillo en el inning 14 que les dio a los Leones su tercer campeonato, y el primero y único, para él.
Todavía un año después, volvió a la final contra los mismos Sultanes de Monterrey, pero ya, para entonces enfermo, no pudo gozar ese logro, que no lo fue tanto, pues los melenudos se quedaron no a un zarpazo, sino a una “nada” de ser campeones.
VERSÁTIL
Fue, además de impulsor beisbolístico, directivo y dirigente de este deporte, además de empresario, promotor y gestor religioso, así como hombre con sólidas aspiraciones políticas que no concretó, pues la muerte se lo impidió.
Que en Paz siga Descansando el sr. Ricalde Durán y que su alma sea bendecida.