Mérida.- Península Deportiva hace este primer día de 2023 un homenaje a uno de los personajes más carismáticos de la sociedad yucateca de la era moderna, de la que fue un ícono y quien un día como hoy, de 2003 hizo el viaje sin retorno, no sin antes dejarnos un legado de buenos recuerdos, algunos de ellos chuscas, inverosímiles anécdotas y sonrisas.
Jorge B. Abraham Rodríguez, mejor conocido como Jorge “Primo” Abraham, murió el 1 de enero de 2003, de manera tranquila, sin una transición agónica; podría decirse que la suya, fue la muerte de los justos: en paz.
Don Jorge fue hallado ya sin vida en las primeras horas de aquel 2003, luego de haber compartido con su familia la cena de año nuevo, estando ya no activo y a la edad de 90 años, pues había nacido en el lejano año de 1912.
“MÚSICA, RISAS Y COSAS”
Su voz, ya cascada y algo chillona, para los que lo conocimos en la televisión en la década de los 70´s con su infaltable y simpatiquísimo programa de revista que retrataba la cultura yucateca contemporánea, “Música, Risas y Cosas”, todos los miércoles a las 20:00 horas en el canal 3 (entonces tenía esa sintonía) de Sipse, aún resuena en nuestra mente y sigue, como en aquél entonces, retratando sonrisas en la cara de quienes la recordamos.
Inolvidables fueron sus entradas a sus programas o comerciales, como “Amiguitosh y Amiguitash”, ataviado con un saco, usualmente de colores chillones o con lentejuelas (según lo recordamos), con un gran moño (parecía un x´majaná (mariposa de gran tamaño) y una amplia sonrisa que hacía juego con sus lentes de pasta y su reluciente calva.
Don Jorge (quepd), fue un gran ícono de nuestra cultura popular y siempre, en su espacio de “Música, Risas y Cosas”, o en otros posteriores como el sabatino “Ahora por la Tarde”, dio oportunidad al talento yucateco de expresarse, manifestarse, darse a conocer y ganarse la vida preservando, más que nuestra cultura, nuestra idiosincrasia.
Hombre de recursos, pues fue no sólo un gran trabajador, sino uno muy inteligente y talentoso, fue, sin embargo, siempre una persona muy sencilla, afable y simpática, aunque quizás, a veces, algo apocada, demasiado respetuosa del establishment de aquella época, que lo llevaba a rehuir confrontaciones y evitar problemas, aún incluso de ir en contra de sí mismo.
“ME CHINGASTE PRIMITO”
Conocida en los 90´s fue la ocasión en que luego de dar una entrevista al reconocido y gran periodista yucateco Joaquín Tamayo Aranda sobre diversos temas, entre ellos el béisbol, habló sobre un directivo de los Leones de Yucatán del que señaló dentro de la plática su proclividad al “Dios Baco”, sin darse cuenta, y creyendo que aquél no lo publicaría.
Entre sonrisas, y sin resentimiento alguno hacia el sr. Abraham, Tamayo nos comentó después, a manera de anécdota, que cuando se volvieron a topar, el “Primo” le dijo viéndolo seriamente, “me chingaste primito, me chingaste”.
“EL GIGANTE MANZO”
La entrevista ocurrió en las oficinas del “Primo” en la calle 61 x 64 y 68 (por el rumbo del Hotel San Luis), donde Don Jorge en alguna ocasión nos enseñó el acervo de fotografías que tenía de su carrera, la mayoría de ellas en blanco y negro, entre las que recordamos bien una que tenía junto al “Gigante Manzo”, un michoacano venido del centro del país que se vestía como charro.
El tal gigante “Manzo” medía, por mucho, más de los dos metros de altura y era un ícono de su época, una suerte de atracción de circo que así se ganaba la vida, haciendo presentaciones que en el caso de Yucatán y la Península, don Jorge le arreglaba.
UNA MENTADA PARA LA POSTERIDAD
Don Jorge también es asociado aún a la más inverosímil anécdota radiofónica que ha existido en la radio beisbolística yucateca y mexicana en la que se le atribuye haber explotado de emoción y haber proferido un insulto en la década de los 70´s , cuando no había la libertad, o, mejor dicho, el libertinaje de estos tiempos, durante un partido de los Leones de Yucatán.
“PITO LOCO”, “EL “GORDO GALLARETA”, “CHELA Y PONSO”
Hoy, en tanto, lo recordamos en el aniversario 20 de su muerte física, con una sonrisa y un dejo de nostalgia por el Yucatán que, con él y otros tantos, se fue para no volver nunca más. (Quepd Don Jorge B. Abraham Rodríguez).